La sede de la Real Audiencia de Extremadura se creó, en el antiguo Hospital de la Piedad de Cáceres, construido en el siglo XVII, se inauguró con el discurso del ribereño Juan Meléndez Valdés del 27 de abril de 1791, después de haberse realizado las visitas de los partidos de la provincia encomendadas a los nuevos ministros para realizar un informe de los pueblos que pasaban a formar parte de su jurisdicción. Aunque la idea fue de Carlos III, que dio el visto bueno en 1776, fue el rey Carlos IV, quien crea la Real Audiencia de Extremadura por una Pragmática del 30 de mayo de 1790.
Pocos meses después de su constitución, antes de que empezase a actuar, el 24 de enero de 1791, en cumplimiento de Real Orden del Supremo Consejo de Castilla, el regente dispuso que cada uno de los 8 ministros realizaran una visita a cada uno de los partidos que formaban la entonces llamada provincia de Extremadura. A tal fin se elaboró un interrogatorio de 57 preguntas, que habrían de contestar los justicias, párrocos, Ayuntamientos y personas particulares de los distintos pueblos de cada uno de los 8 partidos que componían Extremadura. La encuesta tenía como objetivo conocer mejor el territorio sobre el que se habrían de aplicar las reformas económicas, sociales y administrativas, haciendo más patente la autoridad real y el progreso tal como lo entendían los ilustrados, promoviendo el desarrollo agrícola, favoreciendo las comunicaciones, aumentando la población y en último término arrancando a la provincia del atraso y la tradición en que se encontraba, con particular interés por los problemas de la educación pública, preocupación constante de los ilustrados
La Real Audiencia de Extremadura, vino a sumarse a las ya existentes de Valladolid y Granada, separadas por el Tajo. El ámbito de su competencia se extendía, de este a oeste, de la línea del reino de Toledo hasta Portugal y, de norte a sur, por el puerto y sierra de Baños a los límites de Sierra Morena. La plantilla la formaban el regente y 8 oidores o ministros y 1 fiscal, amén de 4 relatores, 6 receptores, 4 escribanos, 6 procuradores, 4 alguaciles y 3 porteros.
Con la creación de la de Extremadura se trataba de evitar las molestias y perjuicios que ocasionaba a los vecinos tener que acudir en segunda instancia a Valladolid o Granada, según la localización de la población, al norte o al sur del Tajo.
Se crea una estructura administrativa central en la que el rey delega. A la cabeza de esa nueva administración central se encuentran los Secretarios de Despacho (que vendrán a derivar en los actuales ministros) que, ya bien entrado el XVIII, se reunirían en Junta Suprema (que luego dará lugar al Consejo de Ministros). Se inició la división administrativa provincial. Cada provincia, a su vez, estaba subdividida en partidos (corregimientos). La representación regia, política y militar en las nuevas provincias la ostentaban las capitanías generales que, en el caso extremeño, tenía su sede en Badajoz. Sin embargo, el verdadero brazo ejecutor de la administración eran los intendentes, quedando relegados los corregidores, que tanto poder acumularan en el pasado, como agentes de la autoridad judicial. Las autoridades locales se vieron controladas y fiscalizadas en cada municipio por representantes de la corona elegidos entre los propios ciudadanos: los síndicos personeros, los diputados del común y, por último, los alcaldes de barrio.
Pocos meses después de su constitución, antes de que empezase a actuar, el 24 de enero de 1791, en cumplimiento de Real Orden del Supremo Consejo de Castilla, el regente dispuso que cada uno de los 8 ministros realizaran una visita a cada uno de los partidos que formaban la entonces llamada provincia de Extremadura. A tal fin se elaboró un interrogatorio de 57 preguntas, que habrían de contestar los justicias, párrocos, Ayuntamientos y personas particulares de los distintos pueblos de cada uno de los 8 partidos que componían Extremadura. La encuesta tenía como objetivo conocer mejor el territorio sobre el que se habrían de aplicar las reformas económicas, sociales y administrativas, haciendo más patente la autoridad real y el progreso tal como lo entendían los ilustrados, promoviendo el desarrollo agrícola, favoreciendo las comunicaciones, aumentando la población y en último término arrancando a la provincia del atraso y la tradición en que se encontraba, con particular interés por los problemas de la educación pública, preocupación constante de los ilustrados
La Real Audiencia de Extremadura, vino a sumarse a las ya existentes de Valladolid y Granada, separadas por el Tajo. El ámbito de su competencia se extendía, de este a oeste, de la línea del reino de Toledo hasta Portugal y, de norte a sur, por el puerto y sierra de Baños a los límites de Sierra Morena. La plantilla la formaban el regente y 8 oidores o ministros y 1 fiscal, amén de 4 relatores, 6 receptores, 4 escribanos, 6 procuradores, 4 alguaciles y 3 porteros.
Con la creación de la de Extremadura se trataba de evitar las molestias y perjuicios que ocasionaba a los vecinos tener que acudir en segunda instancia a Valladolid o Granada, según la localización de la población, al norte o al sur del Tajo.
Se crea una estructura administrativa central en la que el rey delega. A la cabeza de esa nueva administración central se encuentran los Secretarios de Despacho (que vendrán a derivar en los actuales ministros) que, ya bien entrado el XVIII, se reunirían en Junta Suprema (que luego dará lugar al Consejo de Ministros). Se inició la división administrativa provincial. Cada provincia, a su vez, estaba subdividida en partidos (corregimientos). La representación regia, política y militar en las nuevas provincias la ostentaban las capitanías generales que, en el caso extremeño, tenía su sede en Badajoz. Sin embargo, el verdadero brazo ejecutor de la administración eran los intendentes, quedando relegados los corregidores, que tanto poder acumularan en el pasado, como agentes de la autoridad judicial. Las autoridades locales se vieron controladas y fiscalizadas en cada municipio por representantes de la corona elegidos entre los propios ciudadanos: los síndicos personeros, los diputados del común y, por último, los alcaldes de barrio.
Voy a hacer un resumen o extracto de lo que me ha parecido más interesante de mi lectura, dentro de las Respuestas referentes a Badajoz, del Interrogatorio formado por orden del Consejo para el gobierno del Regente y ministros de la Real Audiencia de Extremadura que se realizó el 28 de febrero de 1791 en nuestra ciudad.
"Badajoz, plaza de Armas, residencia del obispo, capitán general y gobernador militar. Pueblo realengo que nombra un alcalde entre los hijosdalgo.
El número de vecinos es de 3.230, siendo las diversiones más comunes entre los naturales la pesca y la caza, y los menestrales, oficiales y jornaleros del campo, suelen inclinarse al vino, en lo que se advierte alguna desidia en el modo y horas de trabajo.
En la Plaza Alta están las casas consistoriales en estado ruinoso, pero en agradable situación, celebrándose los Ayuntamientos en el Campo de San Juan, que tiene comprada la ciudad con otros para la construcción del nuevo ayuntamiento.
La cárcel real, es un edificio antiguo e incómodo abarrotado de reos.
El estado de las calles en el interior de la ciudad es regular y lo mismo su limpieza, siendo medianamente anchas y algo pendientes.
El número de posadas es de seis, mal asistidas y poco aseadas, siendo el estado de los caminos reales y de travesía regularmente reparados no admitiéndose en ellos sitio o paraje peligroso.
No se celebran ferias ni mercados, aun teniendo el privilegio para ejecutar una el día 20 de abril, dejándose de hacer hace 20 años. Existe un gremio de mercaderes de seda, paños y quinquilleros. Hay dos fábricas de sombreros superiores utilizando géneros del país como pelo de conejo y lana importando el resto. También existen diferentes fábricas de suela de corregel, cordobanes y badanas.
Hay una sola parroquia, de la que es único cura propio el Ilmo. señor obispo, quien nombra cuatro vicarios ad mutum que sirven en su nombre la cura de almas. La ciudad está dividida en cuatro trozos o distritos y cada vicario sirve uno con total independencia del otro, correspondiéndoles las iglesias del Sagrario, San Andrés, la Concepción y Santa María la Real. No hay cementerios.
Hay en la ciudad dos hospitales, el de Nuestra Señora de la Concepción y el de San Sebastián (fundado el 16 de febrero de 1635).
El número de cofradías fundadas es de 16:
Nuestra Señora de la Consolación (en la ermita del castillo)
Nuestra Señora de la Cabeza (en el convento de Santa Lucía Mártir)
Santa y Vera Cruz (en San Andrés)
El Señor Coronado de Espinas (la del Rosario, en el castillo)
Dulce Nombre de María (en el convento de la Trinidad)
San Lorenzo (en la iglesia parroquial de la Concepción)
Jesús de la Humildad (en el convento de la Madre de Dios de Valverde)
Santísimo Sacramento (en el Sagrario de la Santa Catedral)
Santa Angel de la Guarda
Muestra Señora de la Aurora (con la advocación de Barbaneda)
Mártir Santa Barbara
San Nicolas de Tolentino
Animas Benditas del Purgatorio
Nuestra Señora del Ben
Virgen de la Salud
Dulce Nombre de Jesús (en el convento de Santo Domingo)
En extramuros de la ciudad está la ermita denominada de San Roque.
Por ser esta ciudad plaza de armas murada, al ponerse el sol, ya está recogido el vecindario.
Existe otra ermita a dos leguas de distancia llamada Nuestra Señora de Bótoa. Se celebra en ella funciones el tercer día de Pascua de Resurrección. con gran concurrencia de personas.
La última de las tres ermitas existentes en las afueras de la ciudad, a una legua de distancia, está la de Nuestra Señora del Rosario, con la advocación de Helena, cuya fiesta se celebra en la primera dominica del mes de octubre.
Hay 12 conventos, cuatro de religiosos y ocho de religiosa:
Nuestro Padre San Francisco (fundado en 1300)
San Francisco de la Provincia de San Gabriel de Extremadura
Santo Domingo
San Agustín
Carmelitas Descalzas
Nuestra Señora de las Mercedes
Orden Monacal de Nuestro Padre San Jerónimo
Santa Catalina (fundado en 1515)
Santa Ana
Nuestra Señora de los Remedios de la Sagrada Orden de la Santísima Trinidad
Madre de Dios
Santa Lucía Mártir
Hay en esta ciudad un seminario conciliar, dedicado a San Atón obispo de Pistoya, fundado en 1664.
Hay escuela de primeras letras para niños situada en el colegio que fue de los ex jesuitas.
La guarnición de la plaza está compuesta por una compañía del Real Cuerpo de Artillería. El Batallón de Voluntarios de Aragón. El Segundo Regimiento de infantería ligera de Cataluña y el de infantería de Extremadura. El escuadrón de voluntarios a caballo de España, una compañía de inválidos, y el cuerpo de Milicias Urbanas antiguas de la dotación de ella, y la bandera del regimiento de infantería de Zamora.
La Real Casa de Providencia Hospicio se halla establecida desde 1757, para recoger, lactar. educar y acomodar a los niños expósitos, huérfanos desamparados y para la reclusión de mujeres prostitutas y pobres mendigos. Existe casa-cuna con su torno, cuyo establecimiento data de muy antiguo t en él se deposita a los expósitos.
El arbolado consiste en higueras, granados, ciruelos de todas clases, labarillos, peras, cermeñas, damascos, melocotones, nogales, manzanos y azofaijos todo de la mejor calidad.
En el conocido río Guadiana, que baña la ciudad, se crían barbos, picones, sabaletas, anguilas, carpas, bogas, bordallos, pardillas "colmillos" o "muerde manos" y galápagos, todo con gran abundancia y buena calidad.
Su pesca es pública, reservándose solamente para la caña, la playa o tabla que dicho río forma enfrente de la plaza, de Norte a Poniente, criándose en sus quebradas y charcas, tencas y carpas.
Los puentes están situados uno sobre el Guadiana, por el que se sale de la ciudad; otros dos, sobre el río Rivillas, dos en el Calamón, y uno en el llamado Évora.
El fruto del arbolado de los montes, consistente en encina y alcornoque, se aprovecha por el ganado de cerda, pastando las hierbas el ganado lanar, vacuno, cabrío y yeguar.
De dichos montes se extrae la leña para hacer carbón y madera para la fabricación de útiles de labranza, norias, carpintería de obra gruesa, aplicándose también dicha madera, para las obras del Real Arsenal de la ciudad, de la que por se plaza de armas cerrada, no se pueden entrar y salir por sus puertas ningún vecino sin orden de la justicia.
Por carecer la ciudad de semilleros y plantíos, se han hecho dos a principios de año, situados en intramuros y extramuros de la Puerta de Palma
La caza es de variada especie, guardándose la veda. Anualmente se celebran en la ciudad dos cacerías entre el vecindario para el exterminio de lobos y zorras, premiándose la cabeza o pieza cobrada. "