Quirate acuñado en Silves por Sidray ibn Wazir reconociendo a Ibn Hamdin |
En la primera parte estuvimos relatando que, en
tiempo de la dominación almorávide de al-Andalus, y aprovechando el auge en África de los Almohades, se produjo la
revuelta de los muridun, que
vaticinaba un desmoronamiento del imperio almorávide. Dicha revuelta comenzada
en el Algarve en 1144, estaba encabezada por Ibn Qasi, y vimos como uno de sus
líderes político-militares, Sidray Ibn Wazir, que entre otros lugares, se había
hecho con el control de Badajoz, le traiciona en 1145 reconociendo a Ibn Hamdin
de Córdoba como emir de los Almorávides.
A todo esto, mientras se producía en marzo de 1145 la rebelión de
Ibn Hamdin en Córdoba, en África, el hijo del recientemente fallecido emir
almorávide Tasufin, de tan solo nueve o diez años, llamado Ibrahim, había sido
proclamado emir por los almorávides en África, aunque incapaz de llevar los
asuntos de Estado, su tío Ishaq conseguirá declararlo incapaz a los dos meses,
logrando entonces ser nombrado emir.
Las luchas en al-Andalus se reproducen, entrando en el periodo confuso de las segundas taifas, donde los almorávides pierden el control de amplios territorios. En diciembre de 1145, Ibn Hamdin es derrotado en
Écija por el gobernador en al-Andalus de los almorávides Ibn Ghanya, teniendo
que refugiarse en Badajoz.
En cambio, en enero de 1146 Sidray ibn Wazir, que
ya controlaba la antigua taifa de Badajoz, se lanza contra Ibn Qasi, al que le
arrebata Mértola y Silves. Ibn Qasi huye a África a buscar el apoyo almohade.
Sidray ibn Wazir se convierte en el gran Señor del
Occidente de al-Andalus, apoyando a Ibn Hamdin, pero a la vez que controlaba el
territorio de Ibn Qasi, en febrero de 1146, los almorávides de Ibn Ghanya se
hacen con el control de Córdoba.
Ibn Hamdin, que como hemos dicho, había establecido
su cuartel general en Badajoz, quiere recuperar Córdoba, trasladándose a
Andújar, pero es sitiado por los almorávides. Ibn Hamdin solicita y consigue el
apoyo de Alfonso VII, que levanta el cerco.
El emperador cristiano persigue entonces a los
almorávides hasta Córdoba, y conseguirá entrar en la vieja capital de los
califas en marzo de 1146, aunque no consigue hacerse con la Alcazaba, donde
resiste Ibn Ghanya.
Como a río revuelto, ganancia de pescadores, en
mayo de 1146 desembarca procedente de África un formidable ejército almohade
acompañado de Ibn Qasi y comandados por exgenerales almorávides, como Barraz,
de la tribu de los massufa, que se
habían pasado al nuevo poder almohade (El gobernador almorávide Ibn Ghanya
también era de los massufa).
Recordemos, que desde 1121 se estaba desarrollando
en el Atlas africano el movimiento almohade inspirado por Ibn Tumart y dirigido
políticamente por su seguidor Abd al-Mu’min (1130-1163), y que Ibn Qasi había
huido a África para conseguir el apoyo de los almohades tras ser derrotado por
Sidray ibn Wazir.
Las noticias de la llegada a al-Andalus de los
almohades hace replantearse la situación a Fernando VII, llegando a un acuerdo
con el gobernador almorávide Ibn Ghanya que estaba sitiado en Córdoba, pasando
este a su vasallaje. Rompe por tanto así Alfonso VII su pacto con Ibn Hamdin,
que marcha a África, al igual que hizo Ibn Qasi con los almohades.
Han circulado por subastas de internet monedas de
esta época en la que supuestamente aparece el nombre de Sidray ibn Wazir asociado
con el último emir almorávide Ishaq ibn Ali, aunque se creen falsas.
La cosa se va complicando. Vamos a pasar a tener
cuatro grupos de poderes diferentes en al-Andalus: Los reyezuelos andalusíes,
los almorávides, los cristianos y los almohades.
Ocupan los almohades Tarifa y Algeciras, asedian
Jerez, someten Niebla, llegan a Mértola. Poco después recuperan Silves, que es
devuelta a Ibn Qasi, e Ibn Wazir se somete a los almohades, conservando Évora y
Beja. En este verano de 1146 los almohades habían conseguido someter a los
señores del Gharb al-Andalus.
En enero de 1147 el ejército almohade sitia Sevilla
con la ayuda de Ibn Wazir y el resto de los líderes del occidente del
Al-Andalus, que es tomada poco después al asalto. En marzo de 1147 los
almohades dan muerte al quinto y último emir almorávide, Ishaq ibn Ali, y se
hacen con el control en Marruecos, conquistando Marrakech. Los almorávides sólo
resisten en Granada y Baleares.
Parecía que todo pintaba bien para los almohades,
que junto a los señores andalusíes parecía que iban a reunificar nuevamente
al-Andalus bajo un nuevo poder, pero entonces surgirá la sublevación de
Massati…
(Continuará)