Amanecía el 5 de agosto de 1883 para los poco más de 11.000 habitantes de Badajoz…
Los más madrugadores de aquel Domingo se encontraron con la sorpresa de que la plaza de la Constitución, y todas las avenidas que dan a ella, estaban tomadas por fuerzas del ejército, y las puertas de la ciudad cerradas sin dejar salir a nadie.
Sobre las siete de la mañana empieza a circular la noticia que a la una de la madrugada se había insurreccionado la guarnición, habiendo preso a las autoridades civiles y militares, apoderándose del telégrafo y de la línea férrea.
Se estaban desarmando a los carabineros y guardia civil que se presentaban. Se susurraba que iba a proclamarse la República y que al frente del movimiento se había puesto Don Serafín Asensio Vega, Teniente Coronel de la Reserva de Caballería.
A las ocho la plaza de San Juan estaba ocupada por grupos de curiosos que comentaban el acontecimiento y la sorpresa.
El regimiento de infantería de Covadonga, el de caballería de Lanceros de Santiago y la compañía de artillería que guarnecen la plaza comienzan a formar en columna de paseo en la plaza de Minayo, quedando la caballería a lo largo de la acera del teatro.
Sobre las ocho y media, las fuerzas se dirigen a la plaza de la Constitución por la calle de Moreno Nieto a los acordes de la banda de música de Covadonga que tocaba la Marsellesa y el Himno del Riego.
Tras colgarse un emblema de la República en la galería exterior del edificio consistorial, el teniente coronel Asensio Vega, montado en su caballo, se adelanta hasta el frente de las casas consistoriales, donde arengó en voz alta a las tropas primero y al pueblo después, en breves frases dijo que se había proclamado la República española de orden, terminando su arenga con vivas a la República Española.
Después regresan las tropas a sus respectivos cuarteles.
La casa del Ayuntamiento es invadida por algunos exaltados que descolgaron el retrato del rey Alfonso XII, que estaba en el salón de plenos del Ayuntamiento, y lo arrojaron por el balcón a la plaza, donde lo hicieron pedazos.
Delante del cuartel de Infantería el teniente coronel Asensio Vega se dirigió a la muchedumbre y la hizo entender con enérgicas frases que al proclamar la República quería la libertad con mucho orden; que el vecindario se dedicara a sus faenas ordinarias; pues los soldados que habían proclamado la República estaban encargados de mantenerla y de reprimir cualquier desorden, y concluyó manifestando que la tropa estaba cansada y era preciso dejarla descansar no obligándola a salir de los cuarteles.
La población tomó al poco rato su aspecto ordinario, se retiraron los cañones que había situados en el campo de San Vicente, frente al cuartel de la Guardia Civil, y los guardias municipales y de orden público no dejaron de estar en las calles, notándose sólo algunos trabajadores del campo en las calles, ya que era festivo y no les dejaban salir fuera de la población.
¿Qué estaba ocurriendo?
En Barcelona, el 27 de julio, se celebró una reunión para concretar la fecha de un pronunciamiento militar, donde se acordó que la sublevación sería el día 5 de agosto a la una de la madrugada.
Era una reunión que perfilaba los últimos detalles de la rebelión militar organizada por la Asociación Republicana Militar (ARM), una sociedad secreta militar, con fuerte inspiración e influencia masónica, fundada el 1 de octubre de 1880 con la aprobación de Don Manuel Ruiz Zorrilla, dirigente republicano exiliado, que mantenía incansablemente sus ideas de propiciar rebeliones militares para volver a intentar la panacea republicana.
Dicha asociación militar secreta de signo subversivo y radical, no era más que la continuación en el Ejército de la tradición del mismo signo que se había iniciado en un sector del Ejército durante la guerra de la Independencia, y que luego se había reproducido, en muy diversas circunstancias, hasta el estallido de la guerra cantonal de 1873.
Aunque la Restauración luchó por todos los medios para reprimir este tipo de actividades extremistas, en realidad no logró erradicarlas, prueba de ello es que continuaron durante la Dictadura de Primo de Rivera, en la transición y desarrollo de la Segunda República, y en la Guerra Civil de 1936.
El propósito de la ARM era alistar militares de todos los grados, desde generales hasta sargentos, para dar un golpe de Estado.
La penosa situación militar constituía de por sí un excelente caldo de cultivo para una asociación secreta de sus características, no sólo porque seguía vivo el sentimiento republicano en el ámbito castrense, sino porque al término de la Guerra de los Diez Años de Cuba (1868-78) se había producido el retorno de oficiales descontentos y permitía contar con sectores jóvenes menos inclinados que los generales a acatar con respeto el poder constituido.
El secretario de la ARM era el capitán Melchor Muñoz Epelde, destinado en el Batallón de Reserva de Badajoz, que consiguió incorporar a la organización al teniente Coronel Serafín Asensio Vega y al comandante Pedro Marín de Bernardo, secretario del Gobierno Militar de Badajoz, que serían los que se pondrían al frente de la insurrección.
En cuanto con la participación civil era escasa, se contó con Don Rubén Landa, abogado y periodista, exdirector del periódico La Crónica.
Días antes del pronunciamiento, un emisario de Madrid, don Ezequiel Sánchez, trajo las órdenes con los últimos detalles para el movimiento, que debía ejecutarse a la una de la madrugada del día 5. En este pliego en sobre lacrado venía una carta de Ruiz Zorrilla para el teniente coronel Asensio Vega, las contraseñas de los asociados y las ordenes para otros puntos de Extremadura donde había afiliados que debían secundar el alzamiento.
La contraseña era "libertad y orden" y se decidió que el lugar de concentración sería la plaza de Minayo, donde estaba situado el cuartel de Infantería.
Según el plan de la ARM acordado, la sublevación se emprendería de forma simultánea en cuatro ciudades importantes: Barcelona, Valencia, Zaragoza y Badajoz, añadiéndose después La Rioja.
El grito sería:
¡Viva la República española!
y se restablecería la Constitución de 1869.
En cuanto a las veintidós guarniciones comprometidas restantes, unas tendrían que sumarse al pronunciamiento desde el primer momento y otras permanecerían a la espera del triunfo en las principales guarniciones por disponer de escasos medios.
Tras la concentración del grueso de la guarnición a la una y pocos minutos de la madrugada de este 5 de agosto, a las dos y media de la madrugada fueron simultáneamente presos en sus habitaciones el general Salcedo, los dos subinspectores de artillería e ingenieros, coroneles de Estado Mayor y caballería, tenientes coroneles de Estado Mayor, caballería y carabineros, capitán y oficiales de la compañía de artillería; algunos otros oficiales y el gobernador civil. Son confinados en el Cuartel de Ingenieros.
Después del pronunciamiento del teniente coronel Asensio Vega en la plaza de la Constitución, siguiendo las instrucciones de la Junta de Madrid, se intentó formar una Junta de guerra Mixta, compuesta de las diferentes facciones republicanas, pero las personas de más significación de la ciudad se negaron a formar parte de esta Junta, que quedó constituida solamente con los hombres que hemos ido nombrando como protagonistas en el movimiento.
Algunos elementos de la población civil pidieron armas para defender la República, pero en ningún momento se accedió a estas demandas ya que los militares desconfiaban de la utilización que de aquellas pudiese hacer el pueblo.
La Junta revolucionaria nombró capitán general al teniente coronel Asensio Vega y al comandante Marín de Bernardo general segundo cabo.
Rubén Landa, fue elegido gobernador civil.
El trascurrir de este día para los sublevados comenzó a ser angustioso al comprobar que en el resto del país la tranquilidad era total.
Los más madrugadores de aquel Domingo se encontraron con la sorpresa de que la plaza de la Constitución, y todas las avenidas que dan a ella, estaban tomadas por fuerzas del ejército, y las puertas de la ciudad cerradas sin dejar salir a nadie.
Sobre las siete de la mañana empieza a circular la noticia que a la una de la madrugada se había insurreccionado la guarnición, habiendo preso a las autoridades civiles y militares, apoderándose del telégrafo y de la línea férrea.
Se estaban desarmando a los carabineros y guardia civil que se presentaban. Se susurraba que iba a proclamarse la República y que al frente del movimiento se había puesto Don Serafín Asensio Vega, Teniente Coronel de la Reserva de Caballería.
A las ocho la plaza de San Juan estaba ocupada por grupos de curiosos que comentaban el acontecimiento y la sorpresa.
El regimiento de infantería de Covadonga, el de caballería de Lanceros de Santiago y la compañía de artillería que guarnecen la plaza comienzan a formar en columna de paseo en la plaza de Minayo, quedando la caballería a lo largo de la acera del teatro.
Sobre las ocho y media, las fuerzas se dirigen a la plaza de la Constitución por la calle de Moreno Nieto a los acordes de la banda de música de Covadonga que tocaba la Marsellesa y el Himno del Riego.
Tras colgarse un emblema de la República en la galería exterior del edificio consistorial, el teniente coronel Asensio Vega, montado en su caballo, se adelanta hasta el frente de las casas consistoriales, donde arengó en voz alta a las tropas primero y al pueblo después, en breves frases dijo que se había proclamado la República española de orden, terminando su arenga con vivas a la República Española.
Después regresan las tropas a sus respectivos cuarteles.
La casa del Ayuntamiento es invadida por algunos exaltados que descolgaron el retrato del rey Alfonso XII, que estaba en el salón de plenos del Ayuntamiento, y lo arrojaron por el balcón a la plaza, donde lo hicieron pedazos.
Delante del cuartel de Infantería el teniente coronel Asensio Vega se dirigió a la muchedumbre y la hizo entender con enérgicas frases que al proclamar la República quería la libertad con mucho orden; que el vecindario se dedicara a sus faenas ordinarias; pues los soldados que habían proclamado la República estaban encargados de mantenerla y de reprimir cualquier desorden, y concluyó manifestando que la tropa estaba cansada y era preciso dejarla descansar no obligándola a salir de los cuarteles.
La población tomó al poco rato su aspecto ordinario, se retiraron los cañones que había situados en el campo de San Vicente, frente al cuartel de la Guardia Civil, y los guardias municipales y de orden público no dejaron de estar en las calles, notándose sólo algunos trabajadores del campo en las calles, ya que era festivo y no les dejaban salir fuera de la población.
¿Qué estaba ocurriendo?
En Barcelona, el 27 de julio, se celebró una reunión para concretar la fecha de un pronunciamiento militar, donde se acordó que la sublevación sería el día 5 de agosto a la una de la madrugada.
Era una reunión que perfilaba los últimos detalles de la rebelión militar organizada por la Asociación Republicana Militar (ARM), una sociedad secreta militar, con fuerte inspiración e influencia masónica, fundada el 1 de octubre de 1880 con la aprobación de Don Manuel Ruiz Zorrilla, dirigente republicano exiliado, que mantenía incansablemente sus ideas de propiciar rebeliones militares para volver a intentar la panacea republicana.
Dicha asociación militar secreta de signo subversivo y radical, no era más que la continuación en el Ejército de la tradición del mismo signo que se había iniciado en un sector del Ejército durante la guerra de la Independencia, y que luego se había reproducido, en muy diversas circunstancias, hasta el estallido de la guerra cantonal de 1873.
Aunque la Restauración luchó por todos los medios para reprimir este tipo de actividades extremistas, en realidad no logró erradicarlas, prueba de ello es que continuaron durante la Dictadura de Primo de Rivera, en la transición y desarrollo de la Segunda República, y en la Guerra Civil de 1936.
El propósito de la ARM era alistar militares de todos los grados, desde generales hasta sargentos, para dar un golpe de Estado.
La penosa situación militar constituía de por sí un excelente caldo de cultivo para una asociación secreta de sus características, no sólo porque seguía vivo el sentimiento republicano en el ámbito castrense, sino porque al término de la Guerra de los Diez Años de Cuba (1868-78) se había producido el retorno de oficiales descontentos y permitía contar con sectores jóvenes menos inclinados que los generales a acatar con respeto el poder constituido.
El secretario de la ARM era el capitán Melchor Muñoz Epelde, destinado en el Batallón de Reserva de Badajoz, que consiguió incorporar a la organización al teniente Coronel Serafín Asensio Vega y al comandante Pedro Marín de Bernardo, secretario del Gobierno Militar de Badajoz, que serían los que se pondrían al frente de la insurrección.
En cuanto con la participación civil era escasa, se contó con Don Rubén Landa, abogado y periodista, exdirector del periódico La Crónica.
Días antes del pronunciamiento, un emisario de Madrid, don Ezequiel Sánchez, trajo las órdenes con los últimos detalles para el movimiento, que debía ejecutarse a la una de la madrugada del día 5. En este pliego en sobre lacrado venía una carta de Ruiz Zorrilla para el teniente coronel Asensio Vega, las contraseñas de los asociados y las ordenes para otros puntos de Extremadura donde había afiliados que debían secundar el alzamiento.
La contraseña era "libertad y orden" y se decidió que el lugar de concentración sería la plaza de Minayo, donde estaba situado el cuartel de Infantería.
Según el plan de la ARM acordado, la sublevación se emprendería de forma simultánea en cuatro ciudades importantes: Barcelona, Valencia, Zaragoza y Badajoz, añadiéndose después La Rioja.
El grito sería:
¡Viva la República española!
y se restablecería la Constitución de 1869.
En cuanto a las veintidós guarniciones comprometidas restantes, unas tendrían que sumarse al pronunciamiento desde el primer momento y otras permanecerían a la espera del triunfo en las principales guarniciones por disponer de escasos medios.
Tras la concentración del grueso de la guarnición a la una y pocos minutos de la madrugada de este 5 de agosto, a las dos y media de la madrugada fueron simultáneamente presos en sus habitaciones el general Salcedo, los dos subinspectores de artillería e ingenieros, coroneles de Estado Mayor y caballería, tenientes coroneles de Estado Mayor, caballería y carabineros, capitán y oficiales de la compañía de artillería; algunos otros oficiales y el gobernador civil. Son confinados en el Cuartel de Ingenieros.
Después del pronunciamiento del teniente coronel Asensio Vega en la plaza de la Constitución, siguiendo las instrucciones de la Junta de Madrid, se intentó formar una Junta de guerra Mixta, compuesta de las diferentes facciones republicanas, pero las personas de más significación de la ciudad se negaron a formar parte de esta Junta, que quedó constituida solamente con los hombres que hemos ido nombrando como protagonistas en el movimiento.
Algunos elementos de la población civil pidieron armas para defender la República, pero en ningún momento se accedió a estas demandas ya que los militares desconfiaban de la utilización que de aquellas pudiese hacer el pueblo.
La Junta revolucionaria nombró capitán general al teniente coronel Asensio Vega y al comandante Marín de Bernardo general segundo cabo.
Rubén Landa, fue elegido gobernador civil.
El trascurrir de este día para los sublevados comenzó a ser angustioso al comprobar que en el resto del país la tranquilidad era total.
¿Por qué no se habían producido más levantamientos en el resto del país?
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29 comentarios:
Vamos a ver si cuidamos las formas D. Fernando y ponemos ‘R’de republica con mayúscula, por que fue muy peculiar para Badajoz. Lo cierto es que los personajes terminaron igual que en la 2ª República en Badajoz, ya lo cuentas tu... pero esta vez andando y sin un tiro. Como dices, el único civil que tomo parte fue el periodista y/o abogado Rubén Landa, nacido en Badajoz en 1849. Republicano archiconocido en Badajoz, seguidor de Ruiz Zorrilla, y muy amigo ¿de quien?. Coño de NICOLASON, sí el amigo de Julián, el cronista " Nicolás Díaz y Pérez".
Ya en serio, es difícil juntarse en estas fiestas, montaremos una mini cumbre después de Reyes. Buscar una excusa.
Termino, la calle Pedro de Valdivia se llamó Rubén Landa durante la 2ª Republica, posteriormente se restituyó. SALUD para tod@s en 2009. Nos vemos.
Sr.Cienfuegos, usted cita a Rubén Landa, ¿ Ese señor tiene relacion familiar con la escritora Matilde Landa ,nacida en la plaza de San Andrés ? .
Fernando despues te expresaré cual fue el papel de la Guardia Civil en esta nueva y bella historia que has contado.
Saludos y que tengas una buena entrada de año ,cuidado con las uvas .........
El tal Moises este parece un virus. Esta por todos lados y de todo entiende
Sr. Domínguez, con error a equivocarme, Matilde Landa Vaz nacida el 24 de Junio de 1904 en San Andrés (más badajocense imposible), es la hija pequeña de Rubén Landa Coronado (1849-1923). Tiene una calle a su nombre en la nueva Ronda Norte de San Roque. La Guerra se cebó con esta familia también, una perdida para ellos, pero también para nosotros, sus paisanos.
Pecellín Lancharro, Manuel, El Krausismo en Badajoz, pp. 136-139, Universidad de Extremadura, 1987 y Pensadores extremeños; Badajoz, Universitas, 2001
La trama civil del pronunciamiento no se ha llegado a aclarar.
En la insurrección estaban implicados casi todos los militares que pertenecían a la logia masónica Pax Augusta de Badajoz, a la que pertenecían tanto Serafín Asensio Vega como Pedro Marín Bernardo.
De los civiles pertenecientes a esta logia, a la que pertenecía Rubén Landa Coronado, fueron encarcelados, acusados de participar en mayor o menor medida, varios republicanos destacados de Badajoz como Narciso Vázquez Lemus, Juan Álvarez Panizo y Regino Izquierdo Rubio.
Este último es el que pagó en mayor medida el pato, ya que era primer teniente de alcalde en el ayuntamiento y ese día alcalde accidental. Fue condenado a 8 años y un día de prisión en Noviembre de 1884, aunque se fugó a los tres meses del penal de Málaga.
Alrededor de 50 civiles se refugiaron en Portugal.
Feliz año a todos.
Ya me contarás Fernando, pero el pato lo pagaron muchos mas, pues tras el fracaso del levantamiento y la huida a Elvas de militares y civiles, hubo condenas de muerte aunque luego todas fueros conmutadas, por ejemplo a Rubén Landa le conmutaron por pena de destierro. De hecho estuvo en París. Estoy leyendo el listado de los miembros de la logia masónica ‘Pax Augusta’ y Rubén Landa tiene un salto entre los años 1884 y 1890. Es de suponer que fue este el tiempo que estuvo desterrado de Badajoz. Recomiendo una lectura detallada de la lista, aparecen nombres muy curiosos, si señor curioso...
Que pena que no podamos hacer lo mismo con los afiliados de los partidos políticos actuales, cuantas sorpresas no íbamos a llevar con esto del clientelismo.
Aquí tenéis alguna curiosidad que la logia ‘Pax Augusta’ hacía y que está ahora tan de moda.
Mi bisabuelo participo en ese levantamiento.
Era teniente, se llamaba Rodríguez, no se el nombre ni el 2º apellido. Creo que era de infantería, pero no estoy seguro.
Fue deportado a Brasil, tras el fracaso. Luego se vino a vivir a Lisboa
Cuando se le amnistió acabo como secretario del ayuntamiento de Talavera.
R. Barrientos Vega
Entre los militares sublevados apellidados Rodríguez están:
Alférez Antonio Rodríguez Blanco (Regimiento de infantería de Covadonga)
Alférez José Rodríguez Campos (Batallón de Reserva de Badajoz)
Alférez Manuel Rodríguez Rubio (Batallón de Reserva de Badajoz)
Capitán Joaquín Rodríguez Miranda (Regimiento de lanceros de Santiago)
Fernando dime si estas sacando la información de 'Memorias de un amnistiado', Badajoz, Tipogra. El Progreso 1901
Efectivamente, una de las fuentes que estoy utilizando es ese libro, aunque indirectamente a través de sus citas en el trabajo de José Raya Téllez, publicado en 1980 en la Revista de Estudios Extremeños.
Otras fuentes que estoy utilizando son los diarios de la época, La Crónica, El Avisador, la Vanguardia, The Guardian, la gaceta de Madrid...
Gracias por los Rodiguez, realmente yo creia que era teniente, tal vez no fuera asi.
Vagamente creo recordar que se llamaba Antonio.
Algun dia me enterare como se llamaba el secrtario del ayuntamiento de Talavera, a principio del sg.pasado.
De nuevo gracias.
R. Barrientos
Para todo lo que tiene que ver con Talavera en estos años podrías consultar la Historia de Talavera que escribió Nicolasón y por cierto han reeditado en edición facsimil.
Pero como dice la canción amigo ten cuidado que Nicolás Díaz y Pérez no es de fiar.
A.A.
Que manía le tenéis a Don Nicolás, pero todos le citais.
Se le atacó en su época por ser republicano y masón, e hicieron un buen trabajo ya que aún continua su "cruz" en el siglo XXI.
La cantidad de errores que tiene un historiador es proporcional a la cantidad que escribe, y Don Nicolás escribió mucho, afortunadamente, ya que es quizás el autor que más me divierte leer.
Algún día voy a tener que escribir una entrada sobre él.
Gracias, lo buscare.
Solo busco nombres, las opiniones esta vez no tocan.
R.Barrientos
Disiento profunda y amistosamente de tu valoración.
No discuto que fuese un personaje interesantísimo, un hombre de su época, bien informado de lo que sucedía ya que él mismo tomó parte en hechos trascendentales. Por todo ello, las notas correspondientes a sus propias vivencias o las que se refieren a hechos inmediatamente anteriores a él serán siempre interesantes o al menos dignas de tenerse en cuenta. Eso no es discutible ni supone menoscabo para su obra. El problema se nos plantea con su obra histórica propiamente dicha que es en realidad una pura invención, pura fábula. Nicolás no es historiador ni siquiera es un pseudo historiador. Nicolás es un contador de fábulas que el mismo inventaba y que después otros que se dicen historiadores siguen. En realidad hay que citar, y mucho, a Nicolás para desmitificar lo que inventó y otros elevaron a la categoria de ciencia.
De Verdad que es para llorar.
A.A.
Amistosamente, la única valoración que he hecho es que todos los historiadores incurren en errores y que me divierte (o más bien me entretiene)leer a Don Nicolás.
En lo referente a que le teneís manía, me baso en los reiterados comentarios sobre "Nicolasón" en múltiples entradas en el blog, que creo están influenciadas por lo que escribieron Corchón García, Silva Duarte, Muños de Sanpedro, Callejo Serrano...
Esas críticas hay que contextualizarlas en la época en que se escribieron.
Vamos a ver, vayamos por partes.
Principalmente fue criticado por su "Diccionario" (1884-1888), donde hay que reconocer, que debido a su anticlericalismo y su militancia masónica y republicana, se le ve el plumero. De todas formas, de momento, en cuanto a la historia y los personajes del siglo XIX es imprescindible.
En las biografías anteriores al siglo XIX simplemente se limita a mantener los errores de la historiografía anterior, reconociendo sus limitaciones a la hora de contrastar las más de 5.000 biografías que recoge y la posibilidad de errores.
Para su libro "Extremadura" de 1887 se basa fundamentalmente en la bibliografía recogida por Barrantes.
Se le puede acusar de recopilar con más o menos acierto datos y hechos no contrastados, pero así se había estado escribiendo la Historia de Badajoz hasta entonces, sin rigor científico.
El pasado romano de Badajoz, ni la historia de la iglesia pacense, ni la de muchos santos y obispos no se la inventó él.
Creo que a Don Nicolás no se le ha medido con el mismo rasero que a los demás historiadores pacenses, precisamente por su implicación política, que le llevó a exageraciones, medias verdades e incluso invenciones, pero principalmente cuando interviene su lucha política y anticlerical.
Casi todos los demás errores históricos anteriores al siglo XIX ya venían de antes.
Estoy de acuerdo, que los más fiable de Don Nicolás son los datos que aporta de su época y en cuanto a lo anterior, hay que ponerlo en cuarentena, pero lo mismo ocurre con los historiadores de los siglos anteriores.
Fernando, leo que has realizado un minucioso resumen de lo que Fermín Rey y Antonia Barroso escriben sobre las críticas a ‘Nicolasón’. No vamos a caer nosotros ahora en el mismo error que el Conde de Canilleros, de tachar de masón y anticlerical a nuestro personaje. Es más no he leído la crítica a la que le somete en la R.E.E. 1969, III bajo el titulo de ‘La Antihistoria de Extremadura’. Decir que se continua midiendo a Nicolás por su implicación política y masónica es un despropósito. Vas a hacer que busque el artículo y lo lea, joder. Esto requiere una reunión urgente frente a unas copas de cerveza. Julián noto que vienes con mucha fuerza y has ejercitado mucho el azadón.
Cincido en todo con A.A., en lo que respecta a Nicolasón y coincido en todo con M. Cienfuegos en lo que respecta a que el tema exige tertulia y cerveza ¡Ya!
Sólo quiero decir que de "aquellos polvos vienen estos lodos", y no me hagáis contar el número de veces que se cita a Don Nicolás en algunos libros o blogs.
Y no sigo discutiendo sin una cerveza, así que poner fecha y hora.
No olvidéis consultar la agenda del "amo del calabozo" que después se cabrea diciendo que ponemos las reuniones cuando a él le toca "trabajar".
Esto es empezar un año como Dios manda.
Día y hora.
Ya tengo en mis manos el artículo de “la antihistoria de Extremadura“, ponencia del II Congreso de Estudios Extremeños. Cierto que pone a ‘Nicolasón’ a caer de un burro por los innumerables errores que comete a lo largo de su dilatada obra. Enumera un montón de ellos. Muchas son para reír, pero el problema es que autores posteriores copian y el error se va multiplicando. Algo así como la pax augusta de Dosma, pero en cosas más banales, aunque los tiempos no eran los mismos. Recomiendo su lectura, principalmente la primera mitad del texto.
La semana que viene, de lunes a viernes, cuando querais. Dia, hora y lugar
A mi también me parece bien la semana que viene.
A mi también me parece bien la semana que viene.
Los dos anónimos anteriores son de Julián.
A.A.
Pues nada, decid de una vez el día, lugar y hora.
Por cierto, ¿sabeis para qué existen los teléfonos?
Perdonarme que vuelva sobre el tema pero leyendo el artículo que citaba anteriormente, os debo contar esto porque merece la pena y es buenisimo. Escribe el Conde de Canilleros esta anécdota que contaba Publio Hurtado:
“Díaz y Pérez presentose en casa de D. Publio Hurtado solicitando unos datos que le eran precisos para escribir con urgencia un trabajo histórico. Díjole Hurtado que le era imposible facilitárselo, ya que pensaba utilizarlos y no quería que el fruto de su investigación lo publicase otro antes.
A la mañana siguiente Díaz y Pérez volvió a casa de D. Publio y le dijo radiante:
- Ya tengo escrito el trabajo que le hablé ayer. Se publicará enseguida.
El historiador cacereño asombrado le preguntó ¿De donde ha sacado Vd. los datos?
A lo que Díaz y Pérez le contestó soltando la risa y dándose una palma en la frente:
- ¡De aquí!
Es decir, de allí, de su imaginación salieron los datos, se los inventó...”
Podemos leer esta anécdota publicada en el diario Extremadura el 27-IX-1951
Si alguno de vosotros me podéis facilitar la copia del diario os lo agradecería mucho, estoy un poco liadillo y me gustaría conservarla. Nos vemos el jueves donde siempre.
Como supongo que Paco, el castigador de las teutonas ha dejado en aquellas oscuras tierras germanas a muchas walkirias suspirando por su garbo español y una vez dejado el pebellón patrio bien alto, ha decidido regresar al suelo patrio. Esta mañan vi a su colega y me dijo que si enteran de dinde es, iran.
Pues muy bien, el comité de sabios, sin subvenciones, se reunirá el jueves,día 15 en la Casona de la Plaza Alta a las ocho de la tarde.
Ojo. Es para tratar temas de la historia del badajoz antiguo, no porque nos hayan citado para decirnos que nos van a dar algo y pico de subvenciones, pese a que en ese equipo de investigadores, si me ecxluyen a mí, que soy el que se encarga de llevar las cervezas de la barra a las mesas mientras ellos debaten los interesantes temas que tratan, se puede encontrar en menos de un metro cuadrado, a un profesor de historia y arqueólogo, que ve una piedra medio enterrada y sabe qué´moro la cogió y dónde la puso y si se la dejan un poco mas que la estudie es capaz de decir cuántos hijos tenía aquel moro; un arquitecto de mucho saber cómo se levantan las paredes y se toma la libertad de inclinarse por el modernismo, pero a la vez es un gran investigador de badajoz, sus murallas y sus calles: un militar que le preguntas que como se llamaba el teniente coronel farn,,,,y ya no te da tiempo a seguir porque te dice cómo se llamaba, a qué regimiento pertenecia y en qué sitios luchó. Hay un experto en informatica que le das una piedra, la mete en un microondas, le acopla un progrma informático y te saca del horno a Kim Bassinger; hay un economísta y profesor de informatica que te vaticina la proxima caída de la bolsa y te enseña a manejar el ordenador como si tuvieras que llevar en él el proyecto de enviar una nave a Saturno. Y, desde luego, estoy yo, tal vez el más necesario en esas tertulias, porque soy el que quita y pone los baso y ceniceros vacios.
Así que están invitados quienes quiera ir, pero eso sí, lleven dinero para pagar al menos una rondina.
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