Cuaderno de bitácora de un viajero a lo pasado de la ciudad que le vio nacer. Pequeñas cápsulas del tiempo, pequeñas curiosidades que voy descubriendo en el papel de los libros y periódicos de aquellos que fueron testigos de otro tiempo, y que con estos artículos vuelven a la luz. Quedan invitados a acompañarme en este viaje.

domingo, 28 de febrero de 2010

Las fiestas de la aclamación de Carlos III en Badajoz de 1759. 2ª parte

Terminó la noche de aquel primer día de las Fiestas de Aclamación a Carlos III con un baile en el Salón Capitular de las Casas Consistoriales de la Plaza Alta, organizado por la Ciudad, a la que asistieron multitud de Caballeros y Señoras, tanto españoles como portugueses.

Asistimos al día siguiente, 20 de noviembre, al canto en la Catedral del Te Deum laudamus. A las tres de la tarde, en el que se cumplían las veinticuatro horas de la exposición del Real Estandarte, se junto la Ciudad para su retirada, la cual se hizo solemnemente con la música de los Regimientos.

Depositado en la casa del Alférez Mayor el Real Estandarte, se sirvió un magnífico refresco, primero a los Gremios y después a la Nobleza, al que le siguió un gran baile, todo por cuenta del Alférez Mayor y su madre, doña Bernardina de Sylva y Pantoja. Duró la fiesta gran parte de la noche, y toda ella estuvo el Real Estandarte colocado en un balcón de su casa, vistosamente guarnecido, e iluminado con hachas (antorchas).

El tercero de los días se gastó todo en disponer los Artificios de Fuego, que en la Plaza de San Francisco se iban a celebrar. Al anochecer, cuando las sombras daban más aliento a las luces, estaba preparado en medio de la Plaza un fuerte Castillo, compuesto de cinco cuerpos. En las cuatro esquinas de la bien imitada Fortaleza se veían otros tantos Navíos en acto de combatirla, bien equipados de todos los aprestos de una Guerra Naval. Antes de empezar el combate comienza tirando fuego de mano durante el espacio de dos horas. Era tal la variedad y multitud, que parecía un incendio continuado. Se mezclaban los estallidos con las voces, así como con los instrumentos sonoros. A continuación empieza el Castillo a disparar Cañones, a darles respuesta y a moverse los Navíos. El estruendo crecía. el fuego no cesaba…

El día 22 tuvimos descanso, para el siguiente día celebrar la primera Corrida de Toros. Tenía mucho interés de ver como se celebraba una corrida de toros en esta época en la que nace realmente el toreo moderno como en la actualidad lo conocemos. Con la llegada de la casa de Borbón a España en este siglo, empezó a decaer entre los caballeros la afición a torear, pasando a ser la plebe la que ejercitara su valor, matando los toros a pie, cuerpo a cuerpo con la espada, y no a caballo.

Ya se había abandonado las corridas de toros de la Plaza Alta a la antigua usanza, donde después del toreo de los caballeros, se tocaba a desjarrete, en el que los de a pie (entonces no había toreros de oficio) sacaban las espadas y todos acometían al toro acompañados de perros; y unos le desjarretaban y otros lo remataban con chuzos y a pinchazos con el estoque, corriendo y de pasada, sin esperarle y sin habilidad.

Estamos ya en la época de los primeros toreros profesionales modernos, entre los cuales estuvo el caballero extremeño Andrés Godoy, contemporáneo a famoso Francisco Romero. La propia reina Amelia llegará a decir de las corridas de toros que "no era barbaridad, como la habían informado, sino diversión donde brilla el valor y la destreza".

Se construyó una ancha y espaciosa Plaza cuadrada en el Campo de San Francisco, con elevados Camarotes sobre fuertes Palanques, estos con altos parapetos y aquellos con vistosas barandillas. Ocuparon sus asientos las personas más distinguidas en los Camarotes vestidos de tafetanes encarnados, galoneados de plata y oro. La multitud se amontonaba en el dilatado espacio de la circunferencia.

Por la mañana hubo diversión y por la tarde dio comienzo la Función con una Máscara tan vistosa como burlesca. Un Golilla de a Caballo tuvo una peligrosa lid con un embolado Toro, pasando el juego a la osadía, y el donaire a la temeridad, Una multitud de Indios y Volantes de a pie hizo la acción más festiva, dando paso a la destreza de diversos Toreros Castellanos y Andaluces. Hubo Vara Larga, Rejón (aún no se ponían banderillas) y combates de a pie, como ya se estaba practicando el nuevo toreo.

En el día 24 se celebra un Torneo o Escaramuza de dieciséis caballeros, que formaron ocho parejas en la Plaza utilizada el día anterior. Multitud concurso nuevamente ocupaban los Palanques y Camarotes. Suenan los instrumentos bélicos y músicos de los dos regimientos de la Reina y Frisia como preludio a la entrada de los Caballeros. Salen primeramente el Conde de la Roca y el Intendente, espectacularmente vestidos sus caballos, al que seguían los Caballeros Militares y Políticos, vestidos unos de Uniforme, otros de Gala a lo Militar. El Conde y el Intendente ocuparon sus asientos, los músicos su lugar y los caballeros sus puestos.

Comenzó la Chamberga, perfectamente ejecutada, erguidos al desfilar, unidos en la carrera, enlazados en las escaramuzas…

Terminado el espectáculo, aquella noche salieron los Gremios con hachas encendidas, y los Carros Triunfales volvieron a salir. Hubo varios artificios de fuego en la Plazuela de la Soledad, Baile en la casa del conde de la Roca…

En el siguiente día se dispuso una Función Militar, ordenada por el conde de la Roca, saliendo todas las tropas de Infantería, Caballería y Dragones. Formaron dos ejércitos enfrentados. Uno debía defender la Fortaleza, con caballería emboscada junto a las orillas del Guadiana, y el otro en el campo, dividido en dos Escuadrones, con Caballería avanzada en las riberas del Guadiana. El ejército defensor disponía de cañones en la Fortaleza y en el campo.

Se dio la señal para el comienzo del combate. Empezó a moverse la Caballería Ligera, avanzando con algunos caballos, contra los que salieron los de la emboscada, trabándose una refriega, acometiéndose y retirándose. Brillaba el acero, sonaba el plomo…

A continuación se empezó a mover el Ejército atacante, ganando terreno y estrechando el sitio. Los cañones de ambos avivaban el fuego con terrible estruendo. Mientras se atacaba la fortaleza, sonaban los Clarines, tocaban las Caxas, dando señal de avance, tremolaban las Banderas. resplandecían las espadas, sonaban los tiros…, terminando la Batalla todos gloriosos, unos cediendo valientes y otros venciendo bizarros.

Numeroso público acudió a la Función. Coches llenos de Señoras y Caballeros, multitud a pie, otros a caballo. Muchos en las murallas, otros en las riberas del Guadiana, otros en embarcaciones…

Cerca de dos horas se tardó en recogerse la soldadesca y público. El estrecho puente de Palma era un inmenso río de gente pasando. Los soldados de Milicias de Badajoz y Trujillo lo guarnecían en dos filas en toda su extensión, arrimados a los parapetos, cara al río, los cuales, dieron las últimas Salvas, respondidas por lo cañones, que aún ocupaban el campo y la fortaleza, lo que se repitió por tres veces, acompañado todo de Vivas y Aclamaciones.

…Con efta accion llegò al ultimo complemento la Funcion de aquel dia: (yà bien entrada la noche) que los obfequios que rinde el amor, al fin fon perezosos, quando al principio veloces…

El 26 de noviembre se celebró la segunda corrida de toros, en que se mataron diez, como en la primera. Los Escribanos, Notarios y Procuradores ante el éxito de las corridas anteriores dieron a la Ciudad una nueva corrida el día 28, acabando así estas fiestas de Aclamación Real…

2 comentarios:

MOY( MOISES DOMINGUEZ NUÑEZ ) dijo...

Enhorabuena , pichin .

Podrías titular este año como el " año de las sensaciones vertiginosas ".

Vas hacer doblete .Si te lo dicen hace un par de años ni te lo crees .

Saludos cordiales.

MOISES DOMINGUEZ NUÑEZ dijo...

Me ha dicho un pajarito que estuvisteis "sembraos ".

Saludos cordiales .

Moy.