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Vamos a volver a tratar un período, corto pero
intenso, de pleno siglo XII, durante el cual se produjo la decadencia del poder
de los Almorávides y la fragmentación del poder político andalusí en unas segundas
taifas, que duraron hasta el definitivo control de los Almohades.
Nos vamos a centrar principalmente en un personaje
sumamente interesante, con una capacidad asombrosa de sostenerse en la espuma
política durante este período.
Sidray ibn Wazir fue un líder político-militar, que
aunque nunca se atribuyó liderazgo religioso, fue capaz de llegar a dominar el
Occidente de Al-Andalus, con una extensión todavía mayor a la primera taifa del
Badajoz de los aftásidas.
En diciembre del año 2002 se realizaron obras de
acondicionamiento en un anexo del museo de la Catedral de Badajoz. En la
excavación arqueológica se encontró una moneda, que el profesor Alberto Canto
García identificó como una fracción de quirate, en el que en el anverso
aparecía el nombre de Hamdin ibn Muhammad
y en el reverso el de Ibn Wazir.
Como voy a ir intercalando información numismática, recordemos que el sistema de la moneda andalusí se
basó en el dírham (dírhem) de plata y el dinar de oro. La acuñación de moneda,
a parte de su propio valor de trueque, fue utilizada también con funciones de
propaganda y prestigio. En época almorávide se acuñaron monedas de plata más
pequeñas, los quirates, que equivalían a diferentes fracciones de dírham. Normalmente
en el anverso nos encontramos inscripciones religiosas y en el reverso pueden
tener diferentes informaciones políticas, como quién ordena su emisión, año de
acuñación, ceca…
Como ya lo hizo el maestro de la moderna escuela de
arabistas Francisco Codera y Zaidín (1836-1917), es necesario combinar los
textos antiguos con las aportaciones procedentes de la epigrafía, sobre todo de
la numismática. A esto habría que sumar el cada vez más importante papel de la
arqueología medieval en la actualidad.
Si ya era complicado historiar las fuentes escritas,
que no siempre coinciden, y si le añadimos la aportación de la numismática y el
registro arqueológico, nos queda un puzle no siempre fácil de encajar, pero que
hace de la Historia una ciencia viva en constante revisión, que en mi opinión
la hace aún más interesante.
Como venía haciendo normalmente, voy a intentar
establecer y relatar una serie de hechos que no siempre están claros en las
fuentes, teniendo que elegir y descartar algunas interpretaciones de la
historiografía, y que teniendo este blog tan solo una pretensión divulgativa,
las descartadas por mí opto por obviarlas en aras de una mejor comprensión y seguimiento de unos
hechos, que ya por si son complicados y difíciles de seguir.
Regresamos nuevamente a esta época tumultuosa de
mediados del siglo XII a través de estos personajes que fueron protagonistas de
la transición entre el dominio de los almorávides y los almohades en Badajoz,
centrándonos sobre todo en uno de ellos: Sidray Ibn Wazir, que va a ir
plasmando su nombre en el monetario asociado a diferentes poderes de la época.
Además, en el museo de Évora se conserva una lápida
en donde en una de sus caras se señala la construcción de un edificio mandado
construir por nuestro protagonista, Abu Muhâmmad Sidray ibn Wazir al-Qaysi.
Vamos a situarnos primeramente un poco en esta
época tan convulsa.
Badajoz estuvo en poder de los almorávides desde el
año 1094, tras engañar y asesinar a al-Mutawakkil, último rey de la Taifa de
Badajoz, que en el año anterior había pactado con Alfonso VI la protección del
reino a cambio de las plazas de Lisboa, Sintra y Santarem.
Con Alfonso VI (1047-1109), rey de León, de Galicia
y de Castilla, luchaban cristianos del otro lado de los Pirineos, llegando a
casar a sus hijas con tres caballeros franceses. Su heredera Urraca fue casada en
el año 1095 con Raimundo de Borgoña.
Raimundo de Borgoña, que ya en 1092 tenía el
gobierno de Galicia, Portucale y el distrito de Coimbra, pierde Lisboa en 1094,
recuperada por los almorávides tras conseguir controlar Badajoz como hemos
visto. Resiste Santarem que está a punto de caer.
La acometida almorávide había hecho pasar a Alfonso
VI a la defensiva, y distribuir los poderes militares en tres zonas: una zona
central, encabezada por el propio rey Alfonso VI, otra, no oficial, dirigido
por El Cid en Valencia, y el tercero en occidente, dirigido por Raimundo de
Borgoña.
Raimundo al no conseguir parar a los musulmanes en
la línea del río Tajo es relegado al mando de Galicia, y entrega las tierras
entre los ríos Miño y Tajo, que formarán el Condado Portucalense, a Enrique de
Borgoña, que había desposado a su vez en 1093 a Teresa de León, hija ilegítima de
Alfonso VI con su amante Jimena Muñoz.
En los comienzos del reinado del segundo emir
almorávide Ali ibn Yusuf (1106-1143), aprovechando las luchas internas de Doña
Urraca y Alfonso I el Batallador, los almorávides habían recuperado entre 1110
y 1119 tres enclaves fundamentales de la frontera del Tajo: Santarem, Coria y
Albalat (en la ribera meridional del rio Tajo cerca de Almaraz).
Dinar almorávide de la Ceca de Badajoz de Ali ibn Yusuf acuñado en 1118.
Orla reverso:
"En el nombre de Dios,
fue acuñado este Dinar en Badajoz el año doce y quinientos".
[Invocación, valor, ceca y fecha.]
Leyenda central Anverso:
"No hay más Dios que Alá
Mahoma es el enviado de Dios
Príncipe de los creyentes Ali
Ibn
Yusuf"
[En las dos primeras líneas de todos los dinares almorávides
figura la leyenda religiosa conocida como ´Kalima´ o ´Sáhada´.]
Leyenda central Reverso:
"El Imán Abd-Allah príncipe de los creyentes"
[La
leyenda central está dedicada al reconocimiento de la soberanía
espiritual abbasida]
Orla anverso:
"Y
el que buscase fuera del Islam otra religión, no será recibido por él, Y
( estará ) en la otra (vida) entre los desventurados"
[Es la Sura 3,
versículo 85 de El Corán.]
Con los almorávides, el aspecto de las monedas, en
general, fue bastante diferente al de las conocidas hasta entonces, por lo
que es fácil distinguirlas. Las piezas más características de su sistema
monetario son el Dinar y fracciones de dinar de oro, bien acuñados y con los
caracteres muy elegantes. En todas los caracteres son generalmente
cúficos, apareciendo el nesjí en algunas monedas de plata de los últimos
tiempos. La distribución de las leyendas es idéntica en forma a las de
los dinares del Califato de Córdoba, esto es, en cada área una leyenda
central y, a su alrededor la leyenda marginal u orla separada por una
línea contínua circular como grafila interna, y bordeando a la moneda
dos líneas circulares muy próximas, una interior contínua y otra
exterior de puntos, formando todo ello la grafila externa. El dinar
almorávide será denominado el "morabetino" en las fuentes y crónicas
castellanas.
Sigamos con la historia: El progreso reconquistador almorávide parecía
imparable, pero hacia el año 1125, un nuevo poder surgió en el Magreb, el de
los almohades. El empuje bélico de los
almohades comienza a imponerse en África en la década de 1130, lo que obligó a
los almorávides a disminuir las fuerzas militares de la Península. Esta
debilidad será aprovechada tanto por cristianos como por musulmanes en
al-Andalus.
En 1126, tras la muerte de Urraca, accede al trono
Alfonso VII, y en 1128 el gobierno del condado Portucalense pasa a manos del
que llegará a ser primer rey de Portugal, Alfonso Enríquez, hijo de Enrique de
Borgoña y Teresa de León.
Comienza una época de razias e incursiones a ambos
lados de la frontera con más fin de recaudar botín que conquistar territorio,
entre las que destacan las incursiones cristianas de 1131 que llegan hasta
Évora y la de 1134 donde llegan hasta Badajoz.
En 1135 Alfonso VII se había coronado Imperator totius Hispaniae, y al igual
que su primo Alfonso Enríquez, redoblará la presión bélica hacia el Sur.
Alfonso Enríquez edifica un castillo en Leiria en 1135, desde donde se
amenazarán Lisboa, Santarem y Sintra, venciendo en 1139 a los almorávides en
Ourique, y Alfonso VII, que decide dar el salto a la sierra de Gredos, reconquistará
tanto Coria como Albalat en 1142, acercando así la frontera nuevamente al Tajo
en el sector extremeño.
En 1143 muere el emir Ali ibn Yusuf, sucediéndole
su hijo Tasufin (1143-1145), tercer emir almorávide, que tiene como primer y
principal objetivo intentar hacer frente en África la imparable ofensiva
almohade.
Llegamos al año 1144, año en que comenzará lo que
se vino a llamar el periodo de segundas taifas en al-Andalus, y en el que
Sidray ibn Wazir va a tener un papel protagonista.
Veamos primero la situación administrativa. El
conocido geógrafo ceutí al-Idrīsī, al servicio de Rogerio II de Sicilia,
realiza una expedición a al-Andalus poco antes del ocaso de los
almorávides. En su libro describe los 24
"distritos" (iqlīm) en que
se dividía al-Andalus en tiempos almorávides en el momento de que nuestros
protagonistas comiencen a ser visible a la Historia.
Para nuestro interés, tenemos el distrito de al-Faqr, que incluye Santa María (Faro),
Mértola y Silves; el distrito de al-Qasr (Alcacer),
que incluye el propio Alcacer do Sal, Évora, Badajoz, Jerez de los Caballeros,
Mérida, Alcántara y Coria; el distrito de Balata,
que incluye Santarem, Lisboa y Sintra; y el distrito de al-Balat, que incluía Albalat y Medellín.
Al-Idrīsī aclara que Coria estaba en ese momento en
poder de los cristianos. Recordemos que, junto a Albalat, fue ocupada en 1142.
De esta información sobre la estructura almorávide,
destaca el nuevo papel predominante en el territorio de la antigua Taifa de
Badajoz de Alcacer do Sal (al-Qasr). En este puerto de salida al mar a través
del río Sado, habría un gobernador almorávide en la alcazaba, separado de resto
de la población. Los almorávides tenían una especial atracción por las flotas
navales y las ciudades portuarias y es por ello por lo que seguramente
eligieron a Alcacer.
Podríamos pensar que Évora tendría un visir (del
árabe, وزير wazīr)
dependiente del gobernador de Alcacer, que habría tenido un carácter
hereditario y posible origen del clan de los Banū Wazīr, al que pertenecía
nuestro protagonista Sidray ibn Wazīr.
En cuanto al ambiente general en al-Andalus, las largas
campañas en África por las continuas desafecciones y levantamientos de las
tribus en contra del poder almorávide, obligaron a Tasufin a incrementar los
impuestos, ya onerosos en el reinado de su padre, que provocaron el
descontento. La vida se encarecía y la protesta se extendía por las ciudades.
Los cristianos volvían a presionar, algunos gobernadores no se sentían ya
unidos a la dinastía, y los desacatos a la autoridad van a ir revistiendo
caracteres alarmantes.
La situación en África vaticinaba el
desmoronamiento del imperio, la causa almohade crecía, y desde la subida al
trono de Tasufin, se había abierto un periodo de odio y discordia entre las dos
grandes tribus de los Lamtuna y los Massufa, que terminará con la deserción de
ciertos jefes militares massufíes a las filas almohades con sus respectivas
tropas, como después veremos. A esta inestabilidad en el norte de África se
sumará también Rogerio II, extendiendo su "Reino normando de África"
en Túnez.
Como ya vimos en las entradas relativas a las
lápidas musulmanas de Badajoz, el muladí Ahmad ibn Qasi inauguró en agosto de
1144, en el Algarve, las rebeliones en al-Andalus contra los almorávides,
haciéndose con el control de Mértola a través de Ibn al-Qabila, dónde se
proclama imán.
Ibn Qasi hace un llamamiento a la rebelión contra
los almorávides, al que responde Sidray ibn Wazir, que se hace con el control
de Évora, e Ibn al-Mundir, que hace lo propio con Silves. Ambos conquistan
después Beja por cuenta de Ibn Qasi, que pasa así a controlar el actual Algarve
y gran parte del Alentejo portugués.
En octubre de 1144, Ibn Wazir y Ibn al-Mundir juran
fidelidad a Ibn Qasi en Mértola, recibiendo el gobierno de Beja y de Silves
respectivamente, con sus territorios.
Se organiza un
ejército adepto a Ibn Qasi, poniendo a Ibn al-Mundir al frente. Esto no
debió de gustar mucho a Ibn Wazir, que es encarcelado.
Ibn
al-Mundir pasa el Guadiana en noviembre de 1144 y se hace con el control de
Huelva y Niebla, pero fracasa en el intento de conquistar Sevilla, a pesar del
posible apoyo de Ali Ibn Isa, que controlaba la poderosa flota de Cádiz.
Ibn al-Mundir, derrotado, regresa a Silves,
mientras que el gobernador almorávide en al-Andalus, Ibn Ghanya, pone cerco a
Niebla durante tres meses.
En esto que, en marzo de 1145, coincidirá la muerte
en Orán el emir almorávide Tasufin combatiendo a los almohades, y que el cadí Ibn
Hamdin se rebela contra los almorávides en Córdoba.
Poco después se produce el alzamiento general en el
resto de al-Andalus, pues, después de Córdoba, lo hace Murcia, después
Valencia, y por los mismos días Málaga, Almería y otras muchas ciudades, según
los cronistas.
Como ya vimos, las fuentes árabes no dicen
claramente cuando Badajoz se rebela contra los almorávides, o cuando pasa bajo
el control de Sidray ibn Wazir, pero como ya dije, me inclino a pensar que una
de las lápidas sepulcrales encontradas en Badajoz, podría ser la prueba de que
pudo ser el 25 de marzo de 1145 el día del alzamiento.
Sabedor de que Córdoba deja de estar bajo control
almorávide, Ibn Qasi envía a Ibn al-Mundir y a Ibn al-Qabila con sus ejércitos
a intentar ganarse la antigua capital Omeya.
Al parecer, en Córdoba, la población estaba
dividida entre los partidarios de los almorávides, de Ibn Qasi, de Ibn Hamdin y
de los que querían llamar a Ibn Hud, más conocido como Zafadola (Sayf al-Dawla)
de las crónicas cristianas, hijo del último rey musulmán de Zaragoza. Ibn Hud
logra entrar en Córdoba y se hace con el control de la ciudad, forzando la
salida de Ibn Hamdin, al que ya apoyaban ciudades como Granada o Jerez.
Los ejércitos de Ibn Qasi regresan sin que sepamos
exactamente lo que ocurrió. Un dinar acuñado con el nombre de Ibn Hud asociado
a Ibn Qasi parece indicar que en un primer momento debió sumarse a la causa del
señor de Mértola, pero poco tiempo después las luchas dentro de Córdoba
expulsan a Ibn Hud, volviendo a estar bajo control nuevamente de Ibn Hamdin,
que se autoproclama emir.
Sidray ibn Wazir, que ya había sido liberado, aprovecha la ocasión y traiciona a
Ibn Qasi, reconociendo a Ibn Hamdin como emir, a lo que responde Ibn Qasi
enviando un ejército al mando de Ibn al-Mundir contra Sidray, que es derrotado.
Es de esta época la moneda encontrada en la
catedral y seguramente de esta época también podría ser la lápida reaprovechada
de Évora.
Se trata de 1/2 quirate de plata de 9 mm de diámetro, a nombre de Hamdin ibn Muhammad en el anverso e Ibn Wazir en el reverso, sin ceca:
La excavación en la que se encontró la moneda, fue a raiz de encontrar restos constructivos durante las labores de nivelación del suelo de una estancia derecha de las antiguas bodegas de los canónigos, en su acondicionamiento como anexo al Museo de la Catedral de Badajoz.
Encontraron un horno medieval islámico asociado con el oficio de la alfarería, en cuyo interior, entre un relleno de cenizas, apareció la moneda.
La moneda fue restaurada en la Univ. Autónoma de Madrid y estudiada como ya hemos dicho, por el profesor Canto.
Existen otras versiones de quirates y 1/2 quirates con el nombre de Ibn Wazir solamente y reconociendo a Ibn Hamdin con y sin ceca.
Continuará...
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