Cuaderno de bitácora de un viajero a lo pasado de la ciudad que le vio nacer. Pequeñas cápsulas del tiempo, pequeñas curiosidades que voy descubriendo en el papel de los libros y periódicos de aquellos que fueron testigos de otro tiempo, y que con estos artículos vuelven a la luz. Quedan invitados a acompañarme en este viaje.

domingo, 13 de junio de 2010

La Paz de las tres reinas. Badajoz 1287

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Tres reinas llegaron a reunirse en Badajoz en diciembre de 1287 para que la paz llegase.

Santa Isabel de Aragón, Beatriz de Castilla y Guzmán, y María Molina. La primera, esposa de Dinis, rey de Portugal, la segunda, madre de éste y de su hermano en litigio, Alfonso, y la tercera, esposa de Sancho IV, rey de Castilla y León.

Tanto Portugal como Castilla estaban sumidos en sus respectivos problemas endémicos sucesorios.

Dinis [Dionisio I], como primogénito del rey portugués Alfonso III, fue nombrado VI rey de Portugal en 1279 tras la muerte de éste. Alfonso III se había casado en primera instancia en 1235 con doña Matilde, pero al no tener descendencia se casó nuevamente en 1253 con doña Brites [Beatriz de Castilla y Guzmán], hija bastarda de Alfonso X el Sabio. El primer matrimonio no había sido anulado por el Papa, por lo que a la vista de la iglesia de Roma, el segundo matrimonio pactado con Alfonso X era ilegítimo. Mediante una bula papal se solucionó el problema en 1263, pocos meses después del nacimiento de Dinis. El haber nacido Dinis antes de la legalización del matrimonio de sus padres, fue la razón esgrimida por su hermano, el infante Alfonso, segundogénito, basándose el Derecho Canónico, para reclamar el trono de su hermano.

En Castilla y León, como ya vimos en otra ocasión, Alfonso X el Sabio tuvo la desgracia de sobrevivir la muerte de su heredero Fernando de la Cerda en 1275 (toma el apodo de "de la Cerda" por haber nacido con un pelo en el hombro). El rey Sabio, tras diversos encontronazos con su segundo hijo, Sancho, dejó dicho en su testamento de noviembre de 1283 que el reino debía pasar a su nieto primogénito, el Infante don Alfonso de La Cerda (hijo de Fernando, del cual su dinastía heredó su apodo) y al mismo tiempo desheredaba a Sancho, que se negaba a aceptar esa decisión. Al año siguiente, el rey, rodeado de sus otros dos hijos, don Juan y don Jaime, modifica su testamento, creando los reinos de Sevilla y Badajoz, que asignaba a don Juan, y el de Murcia para don Jaime, pero sometidos ambos a la soberanía de Castilla, y legaba a su hija doña Beatriz, reina de Portugal, la comarca de Niebla.

Pero nada de esto ocurrió. Alfonso X murió en 1284, y Sancho se alzó como rey sin respetar la voluntad de su padre y fue coronado en este mismo año. Fue reconocido por la mayoría de los pueblos y de los nobles, pero al mismo tiempo hubo un grupo bastante numeroso de partidarios de los Infantes de la Cerda, que reclamaban el acatamiento del testamento en cuestión. Durante todo el reinado de este monarca hubo luchas internas y peleas por alcanzar el poder.

Después de asegurar la paz en Sevilla, va Sancho IV a Badajoz en el mes de septiembre de este año de 1284, seguramente para afirmar su autoridad en aquellas comarcas, que el testamento de su padre excluía de todo posible dominio de don Sancho. Además, quizás se proponía también entrevistarse con su sobrino Dionis de Portugal a fin de ventilar la cuestión del Algarbe.

Al año siguiente, en 1285, tiene que volver Sancho IV a Badajoz por cierta desavenencia con su hermano don Juan, hasta entonces mayordomo mayor del rey. La causa de tales diferencias debió ser cualquier punto relacionado con la herencia de Badajoz, pues por entonces el caballero Juan Alfonso de Alburquerque, gran partidario de don Juan, entraba con gentes de Alburquerque y Portugal en Badajoz, cuyos habitantes se mostraban más afectos a Sancho que al infante. Marcha después a Andalucía para sofocar los problemas con los moros, pero en diciembre se dirige nuevamente a Badajoz, donde permanece desde primeros hasta el 18. Indudablemente, después de la rebelión del señor de Alburquerque en Badajoz, el peligro no se había extinguido por completo, y Sancho vuelve para asegurar la tranquilidad.

Estando el rey en Badajoz recibe con gran regocijo la noticia del nacimiento de un hijo varón, nacido en Sevilla el 6 de diciembre, día de San Nicolás, siendo jurado el nuevo infante por heredero, celebrándose tan fausto suceso con grandes fiestas.

Volviendo a los problemas de Portugal, el infante portugués Alfonso casó a sus hijas con infantes que estaban envueltos en las disputas nobiliarias del trono castellano, en un intento de encontrar aliados contra su hermano, pero Dionis había apoyado a su tío Sancho IV desde el principio, convirtiéndose así en aliados políticos, y no le quedó más remedio a Alfonso de buscar apoyo en los enemigos del rey castellano desde 1285. El infante portugués Alfonso era señor de Portalegre, Castelo de Vide, Marvao, Arronches…, limítrofes con Castilla, sirviendo estos territorios fronterizos, sobre todo Arronches, para conspirar contra los dos reyes. Este refugio de los conspiradores de ambos reinos provocó que los castellanos seguidores de Sancho hicieran incursiones en este territorio para intentar capturarlos. Esto favoreció el acuerdo de colaboración entre Dinis y Sancho IV.

En 1287, el infante portugués Alfonso reclutó en Badajoz, Alburquerque y otras ciudades fronterizas, 400 lanzas y 800 pecheros infantes, fortificándose en Portalegre, rebelándose contra su hermano nuevamente. Controlado Castelo de Vide y Marvao, se encerró en Arronches, lugar desde donde podía hacer mejor resistencia. Dinis armó un buen ejército y partió desde Lisboa a intentar doblegar a su hermano. En Badajoz y Olivenza se preparaban nuevos escuadrones de lanzas para combatir.

Sancho IV prestó ayuda a Dinis y entre ambos habían convocado con todo interés a sus gentes, logrando reunir lo mejor de su caballería, en la que figuraban los freires de las órdenes militares y numerosos hijosdalgo.

Dinis puso sitio a Arronches con su ejército de 10.000 infantes y 2.000 caballeros, pero el frío y las lluvias de octubre y noviembre de 1287, junto con la falta de alimento y el tifus diezmaban a los sitiadores. El 12 y 17 de noviembre hubo dos intentos fallidos de asalto, pero el cerco se apretó y la plaza quedó incomunicada.

Según Nicolás Díaz y Pérez, la reina Santa Isabel, reina consorte de Dinis, escribió a la reina doña María de Molina, reina consorte de Sancho IV, a fin de poner paz entre ambos hermanos. Aceptó doña María, citándola en Badajoz, a donde también acudiría doña Beatriz, madre de los dos hermanos enfrentados y hermanastra del rey castellano.

el 4 de diciembre de 1287 entraba en Badajoz doña Isabel, bajo palio, montada a caballo y seguida de varios palatinos suyos. La ciudad la recibió con solemnidad. Don Juan Pérez de Badajoz, uno de los caballeros más nobles de ella, la hospedó en su propio palacio del Castillo. El día 6 hacían también su entrada solemne en la Ciudad la reina doña Beatriz y su hija, la infanta doña Blanca.

Madre e hija se alojaron en el palacio de Don Pedro Pérez Gallego, otro de los nobles principales de Badajoz.

La reina de Castilla, doña María, hizo su entrada en Badajoz el 8 con solemnidad desusada. El obispo D. Fernando, con el clero y todo el cabildo a caballo, el Concejo también a caballo, las reinas doña Isabel y doña Brites, la infanta doña Blanca, los mariscales, nobles, caballeros, capitanes, hijosdalgo y tropas de a pie y de a caballo la esperaban en el convento de Santa Marina, para acompañarla, bajo Palio y con cruz alzada a la Catedral.

Lo trascrito en cursiva, así como lo que veremos más adelante, pertenece a su libro “Noticia histórica de las fiestas reales celebradas en Badajoz (1287-1879)” de 1899. Además de no citar sus fuentes, no se puede distinguir con claridad los posibles errores ya venidos de antiguo y los añadidos no contrastados del propio autor, por lo que siempre hay que tener cuidado. El decir que el obispo era Don Fernando debe de ser un error. En aquella época el obispo era Don Gil. De todas maneras es de merecer intentar desgranar algunas cosas que son interesantes. Intentaré ser comedido de antemano en mis comentarios, dejando alguno para establecer algún debate con alguno de los lectores.

Otras fuentes indican que la llegada de la reina doña Beatriz a Badajoz, que con su hija Blanca estaba en Burgos, fue el 16 noviembre. Doña Beatriz, como madre, se duele hondamente de aquella guerra, y es la que trabaja por restablecer la concordia fraternal entre sus hijos. Entonces el infante don Alfonso, informado de la llegada de su madre a Badajoz, y viendo que no puede ya hacer más resistencia, burlando los vigías, sale de Arronches con dirección a Badajoz, donde se inician las gestiones de paz.

Doña Beatriz con su influencia, como madre del rey Dionís y hermana de Sancho de Castilla, logra avenir a los contendientes, laudable tarea en que le ayudan otras dos nobles mujeres: la reina Santa Isabel y María de Molina. Los rencores de aquellos hombres eran apaciguados por femenina intervención.

Suspendidas las hostilidades, se trasladaron a Badajoz (quizás a Elvas) los soberanos para asentar la concordia, que, por diversas vías, paralelamente, se les ofrecía propicia. Don Dionis acordaba con su hermano otorgarle posesiones en el interior, a cambio de Arronches. Firmadas las escrituras del pacto a mediados de diciembre, en Badajoz, se separan los dos reyes, después de haber dado cima a su propósito de someter a los rebeldes.

Continuemos con la descripción de Don Nicolás:

La comunidad de Trinitarios tenía preparada una litera para transportar a la Ciudad con mayor comodidad a doña María; pero ésta prefirió entrar a caballo. En solemne procesión recorrió la comitiva por el barrio de la Morería, la calle de la Trinidad, la de San Andrés, la de San Blas, hasta la Catedral, donde se cantó un solemne Te Deum. Doña María se hospedó en el palacio que tenía en el Castillo el obispo D. Fernando.

Se llegó a un acuerdo que fue aceptado por los dos contendientes formándose el acuerdo el día 14 de diciembre de 1287. La ciudad celebró al día siguiente fiestas públicas:

Engalanóse la población, corriéndose cintas en las afueras de la Ciudad, en las cercanías de la Bab-Ixbilia (puerta de Sevilla), que estaba contiguo al convento de la Trinidad.

Los aldeanos de Taltirá (Talavera) y Lantuna (La Albuera); los campesinos del Xano (llano) y del Chebel (monte); aquéllos; habitantes en las Almunias (huertas), y éstos en sus Harits, o casas de labranzas, y unos y otros vistiendo sus históricos Madras (traje de lana con peto que solían usar los esclavos o gentes pobres de los campos), se reunían en la plaza de la Catedral, juntamente con los albardanes o forasteros, para pedir a los nobles que se corriesen toros, fiesta ya entonces muy del agrado de moros y cristianos españoles.

Y al día siguiente, allá en la parte Garb (occidente) de la Ciudad, más abajo de la Bab-as-Anmjla-Alolya (puerta de la Palma Alta) y hoy Puerta de Palmas, próximo a donde poco después se levantaba la iglesia de San Vicente, improvisábase una plaza de toros formada de carros y carretas y en la que se lidiaron los más bravos de la comarca. De Sheberina (Serpa), Jelmanyah (Jurumeña), Xélch (Elvas) y Alruci (Arronches) vinieron bravos capitanes a tomar parte en las fiestas.

En la plaza de la catedral (hoy de San Juan) se celebraron los torneos que presidió la reina doña María, y en cuya fiesta sólo tomaron parte los cristianos. La destreza de los caballeros causó admiración de los Beledies (campesinos), Harasa (muchachas) y Al-Harits (labradores) que presenciaron el espectáculo.

Sería interesante ver de donde saca Don Nicolás estas informaciones, donde me llama poderosamente la atención Bab-as-Anmjla-Alolya (puerta de la Palma Alta).

Este año de 1287 se cerraba con la paz en Portugal, que dará paso a 1288, año en el que los seguidores de la Cerda se alzarán contra Sancho IV de Castilla. Badajoz será protagonista con el enfrentamiento entre los Portugaleses y los Bejaranos que desembocará en la sublevación de éstos últimos y la famosa represalia de Sancho IV en 1289 de la cual ya escribimos.