Cuaderno de bitácora de un viajero a lo pasado de la ciudad que le vio nacer. Pequeñas cápsulas del tiempo, pequeñas curiosidades que voy descubriendo en el papel de los libros y periódicos de aquellos que fueron testigos de otro tiempo, y que con estos artículos vuelven a la luz. Quedan invitados a acompañarme en este viaje.

martes, 15 de abril de 2014

Lápidas sepulcrales musulmanas de Badajoz. 3ª parte: la llegada de los almohades


En la anterior microhistoria vimos el ocaso de los Almorávides tras la muerte de Ali ibn Yusuf (1107-1143), la salida de éstos el 25 de marzo de 1145 de Badajoz, como nos indicaba la lápida, y nos habíamos quedado en 1146, con Sidray ibn Wazir convertido en el Señor de Occidente, habiendo traicionado y roto los lazos con Ibn Qasi (iniciador de la sublevación contra los Almorávides en el Algarbe), habiendo reconocido como emir a Ibn Hamdin (sublevado en Córdoba), y con Ibn Qasi, tras ser derrotado por su antiguo seguidor, huyendo a África en busca del apoyo almohade (que tenían ya entre las cuerdas a los almorávides en África). En diciembre de 1145, Ibn Hamdin había sido derrotado en Écija por los almorávides y se había refugiado en Badajoz.

Ibn Hamdin, después de permanecer un tiempo en Badajoz, quiere recuperar Córdoba, trasladándose a Andújar, donde es sitiado por los almorávides, pero Ibn Hamdin solicita y consigue el apoyo de Alfonso VII, que levanta el cerco. El emperador cristiano conseguirá entrar en la vieja capital de los califas en marzo de 1146, consiguiendo poco después su vasallaje. Ibn Hamdin marcha a África a conseguir el apoyo de los almohades.

En mayo de 1146 desembarca procedente de África un formidable ejército almohade acompañado de Ibn Qasi. Recordemos, que desde 1121 se estaba desarrollando en el Atlas africano el movimiento almohade inspirado por Ibn Tumart y dirigido políticamente por su seguidor Abd al-Mu’min (1130-1163)).

La cosa se va complicando. Vamos a pasar a tener cuatro poderes diferentes en al-Andalus: Los reyezuelos andalusíes, los almorávides, los cristianos y los almohades.

Ocupan los almohades Tarifa y Algeciras, asedian Jerez, someten Niebla, llegan a Mértola, que es devuelta a Ibn Qasi. Poco después recuperan Silves, e Ibn Wazir se somete a los almohades.

En enero de 1147 el ejército almohade sitia Sevilla con la ayuda de Ibn Wazir, que es tomada poco después al asalto. En marzo de 1147 los almohades habían dado muerte al último emir almorávide y se hacen con el control en Marruecos, conquistando Marrakech. Los almorávides sólo resisten en Granada y Baleares.
  
Parecía que todo pintaba bien para los almohades, pero la sublevación de Massati en África provoca una reacción en cadena en el Magreb contra los almohades, y hace que a Abd al-Mu´min sólo le queden bajo su control dos capitales como eran Fez y Marrakech, y las seis cábilas que formaban el primer núcleo almohade.

Esta debilidad almohade provoca a su vez, que éstos pierdan los apoyos conseguidos en al-Andalus con la misma facilidad que los consiguieron, y que perdieran el control de las ciudades anteriormente sometidas excepto Jerez. Ibn Qasi se alza en Silves, y en Badajoz se proclama independiente Muhammad ibn Ali ibn al-Hayyam.

A esto, le sumamos que Almería es tomada por fuerzas cristianas comandadas por Alfonso VII en octubre de 1147, mientras Alfonso Enríquez, tras conquistar Santarem en marzo, tomaba Lisboa también en octubre (tras asediarla con ayuda de los cruzados, que habían hecho una parada en su viaje a Tierra Santa en lo que sería la 2ª Cruzada).

Los almohades concentran sus esfuerzos en África. Abd al-Mu´min recluta un grandioso ejército con los más fieles almohades de la primera hora, reforzándolo con arqueros y mercenarios cristianos, para recobrar el control del Magreb sublevado.

Mientras Abd al-Mu´min controlaba de nuevo la situación en el Magreb, enviaba otro ejército hacia al-Andalus que llega a Sevilla en 1149, y los reinos de Taifas del Oeste peninsular se apresuraron a rendir de nuevo pleitesía a los almohades. Al-Hayyam desde Badajoz envía ricos presentes.

De esta época conservamos en el museo provincial de Badajoz una estela funeraria de mármol blanco con el epitafio de un alfaquí fallecido el 25 de diciembre de 1150.

La estela está rota e incompleta. El trozo mayor fue encontrado en las excavaciones que se practicaron en la Alcazaba en 1880 para construir el depósito de aguas. Estaba rodada, y en las inmediaciones no había señales de sepulcro; pero no lejos fueron encontradas posteriormente las lápidas de Almanzor y la de Sabur.

Las dimensiones de este fragmento, con forma de una pirámide irregular (termina en agudísimo ápice), va progresivamente ensanchándose hasta mostrarse casi completo en la base, son de 0,46 m de altura y 0,28 m de ancho.

En el año 1995 se encontró en la Alcazaba otro fragmento de la lápida, donde se lee que era un alfaquí o experto en derecho islámico.

Una aproximación a la traducción podría ser:

En el nombre de Dios clemente y misericordioso. Todo lo terrenal es perecedero pero es permanente la faz de tu Señor y llena de gloria y majestad.

Este es el sepulcro del alfaquí Abu Abd Allah Mohammed, hijo de al-Baqqar; murió, blanquee y santifique Dios su alma al resucitarla, el primer lunes de Ramadán el engrandecido, año quinientos cuarenta y cinco.

Apiádese Dios de quien pida su clemencia para él y para la grey de Mahoma. La paz sea sobre ella”.

Lo más interesante de la lápida es la mezcla de los caracteres esculpidos, pues mientras todo el cuerpo del letrero tiene los cúficos propios de la época, las líneas primera y última, separadas de las demás por rayas horizontales, los tienen cursivos y muy ligados. Esta mezcla de grafías comenzó en época almohade y se consolidó en época nazarí.

En abril de 1151, el Califa almohade da audiencia a los “rebeldes” de al-Andalus que se habían vuelto a someter y pedían el aman o perdón. Entre ellos estaba al-Hayyam, señor de Badajoz, Sidray ibn Wazir, en estos momentos señor de Beja y Évora, al-Bitruyi, señor de Niebla, Ibn Azzun, señor de Jerez y Ronda, y Amil b. Munib, señor de Tavira. El único que no acudió fue al-Qasi, señor de Silves, que prefirió aliarse con el rey de Portugal, cosa que le costará poco después la vida a manos de sus propios súbditos.

El rey portugués, Alfonso Enríquez, en 1154 raziaba intensamente los dominios de Sidray ibn Wazir de Évora y Beja, pidiendo éste ayuda al califa almohade. También Alfonso VII ocupaba fortalezas en Los Pedroches, al Norte de Córdoba. Abd al-Mu´min nombra nuevos gobernadores en Córdoba y Sevilla para frenar a los cristianos. Primero recuperan las fortalezas ocupadas por Alfonso VII y después, Abi Hafs, desde Sevilla se dirige a Badajoz con un numeroso ejército. En Badajoz se le une Ibn Hayyam con sus soldados y se dirigen juntos contra Alfonso Enríquez.

Yusuf, hijo de Abd al-Mu´min y futuro califa, pasa a ser el gobernador de Sevilla en 1156. En 1157 conquistan los almohades Almería a los cristianos, a pesar de la ayuda a Alfonso VII de su vasallo Ibn Mardanis (el famoso rey Lobo), señor de Valencia y Murcia. Alfonso VII muere este año de regreso a Toledo, dividiéndose su imperio entre sus dos hijos, quedando León para Fernando II (1157-1188) y Castilla para Sancho III (1157-1158).

En 1158 las milicias de Ávila y fuerzas cristianas que habían luchado en el Levante, se internan en terrenos de Sevilla y ponen en aprietos a Yusuf. Acuden en su auxilio muchos de los señores de Occidente, pero los musulmanes son derrotados cerca de Sevilla, muriendo entre otros muchos, Ibn Azzun, señor de Jerez, y al-Hayyam, señor de Badajoz.

Alfonso Enríquez rinde Alcácer do Sal en junio de 1158, abriéndose paso así camino para una futura conquista de Beja y Évora, que se produjo al año siguiente, en 1159, aunque Beja fue abandonada poco después.

La situación de al-Andalus es muy delicada para los almohades, pero el califa almohade Abd al-Mu´min está concentrado en la conquista de Ifriqiya (Túnez). Ibn Mardanis, señor de Valencia y Murcia, y su suegro Ibn Hamusk, aliados con los cristianos, van a traer de cabeza a los almohades en estos años. En 1159 conquistan Jaén, Úbeda y Baeza, poniendo cerco a Córdoba.

Una vez controlada Ifriqiya, el califa pasa a Gibraltar en noviembre de 1160, lugar que establece como su centro de operaciones. Tanto Córdoba como Sevilla estaban en dificultades y Granada insegura.

Yusuf, gobernador de Sevilla, después de regresar de ver a su padre en Gibraltar en enero de 1161, sitia Carmona, en poder de seguidores de Ibn Mardanis.

Bueno, en este contexto nos encontramos para poder intentar interpretar los sucesos que ocurren en Badajoz, que nos muestra la lápida sepulcral de este periodo encontrada en Badajoz.

Recordemos que esta lápida es una de las dos que se encontraron en Octubre de 1876 en las excavaciones hechas para las obras que se ejecutaban en el cuartel de la Bomba de Badajoz, que estaba situado en el baluarte de San Juan, hoy desaparecido. La otra lápida era la que nos indicaba la salida de los almorávides de Badajoz en 1145, que ya la comentamos en el ocaso de los Almorávides.

Las lápidas fueron descubiertas en la obra para el ensanche del cuartel de la Bomba dirigida por el coronel, comandante de Ingenieros, Juan Quiroga. Se encontraron el 23 de octubre de 1876, a tres metros de profundidad, en terreno de acarreo, en la zanja practicada a espaldas de la cara izquierda del baluarte de San Juan, que se estaba realizando para cimiento del muro circular de entrada a las dependencias del citado cuartel. Bajo las piedras se encontraron huesos, ladrillos rotos y dos candiles de barro también quebrados.  Al no encontrar más restos, se pensó que debía ser un sitio especial y privilegiado, y no un cementerio.

La lápida rectangular de mármol tiene 52 centímetros de alto, 32 de ancho y 7 de grueso. Contiene un elegante epitafio en diez líneas de caracteres cúficos en relieve.

Una primera aproximación de la traducción podría ser:

En el nombre de Dios, piadoso, misericordioso. La salvación de Dios sobre Mahoma. Todo lo que hay sobre ella (la tierra) pasará, pero la faz de tu Señor permanecerá llena de gloria y majestad.
Este es el sepulcro del venerable alfaquí, Abu l-Qasim Jalaf, hijo de Hasan, hijo de Farhun al-Bakri; ilumine Dios su pureza y santifique su alma. Murió mártir en la parte oriental de la aljama de Badajoz, cuando le sorprendió el enemigo el jueves primero de rabi el segundo, en el año de quinientos cincuenta y seis.

Una de las cosas más emocionantes de esta lápida es el poder ver escrito el nombre de nuestra ciudad en ella (Batalyaws بطليوس). Una ayudita para quién pueda observarla de cerca:



El resto de información que nos ofrece esta estela, es que fallece en un hecho de armas nuestro alfaquí en la parte oriental de la aljama o mezquita mayor de Badajoz el 30 de marzo de 1161 .

Vaya por delante, lo complicado de exponer cronológicamente lo hechos de estos años debido a los errores e incongruencias de las fuentes, que en muchos casos se contradicen.

Ibn Sahib al-Sala (al-Mann), Ibn Jaldun (Historia de los bereberes), Ibn Idari al-Marrakusi (al-Bayan) sólo citan un encuentro bélico por esta época junto al castillo de Balqun, en las cercanías de Jaén, en la que las fuerzas del Califa rechazaron a una columna cristiana seguramente perteneciente a las fuerzas de Ibn Mardanis.

Ibn Abi Zar (Rawd al-quirtas) dice que una expedición se dirigió contra el Oeste del al-Andalus, y en el curso de ella los almohades tomaron la fortaleza de Atrankish, derrotando al ejército que acudió en su ayuda y tomaron Badajoz, Beja, Évora y el castillo del Alcácer do Sal, mientras que la crónica anónima “al-Hulal al-Mawsiyya” dice que durante la estancia del califa en Gibraltar (diciembre de 1160 - enero de 1161), envió a 18.000 caballos contra el enemigo a la zona de Badajoz.

Huici Miranda (1956) y Terrón Albarrán (1991) no dan crédito a las crónicas de Ibn Abi Zar y la de al-Hulal sobre esta expedición hacia Badajoz. En mi opinión, es posible que estén mezclando en estas crónicas la expedición de 1154 del gobernador de Sevilla Abi Hafs, que recordemos primero se dirige a Badajoz, donde se le une Ibn al-Hayyam, y se dirigen juntos contra Alfonso Enríquez, que estaba raziando los territorios de Sidray ibn Wazir de Beja y Évora.

Pérez Álvarez (1992) y Martínez Núñez (2013) expresan que esta lápida refuerza el relato de Ibn Abi Zar (Rawd al-quirtas).

Para Saavedra (1877) el golpe de mano lo dieron muy probablemente “los salamanquinos, quienes según expresa la Crónica de Alfonso VII, no cesaron en sus continuas algaradas en tierra de Badajoz desde los primeros años del reinado de este emperador; duramente escarmentados al principio, cuando marchaban sin guía ni disciplina militar, y victoriosos cuando se resignaron a aceptar un jefe experimentado que los condujera con acierto”.

Para Amador de los Ríos (1883) los enemigos que citan en la lápida, son los cristianos de Portugal, que acaudillaba el famoso Alfonso Enríquez.

Martínez y Martínez (1905) siguiendo a Ibn Jaldun, confunde la fecha de la muerte cerca de Sevilla y el nombre de al-Hayyam (lo confunde con Ibn Hamdin), que la pone en 1161 (cuando fue en 1159), dando la posibilidad de que ese mismo ejército enemigo fuera el que atacara Badajoz. También da la tesis de Saavedra de que fuesen Salmantinos, y finalmente dice que la muerte fue a causa de cristianos fronterizos, sin mojarse entre portugueses y leoneses.

Revilla Vielva (1924), basándose en Saavedra y Amador de los Ríos, escribe que el enemigo son los cristianos sin especificar cuales, que faltando al tratado de paz que hubiera entre unos y otros, lo traicionan.

Terrón Albarrán (1991) es partidario de que los portugueses dieron un golpe de mano a Badajoz.

Vamos a recapitular un poco, y ver quién pudo ser el enemigo que causó la muerte de nuestro alfaquí el 30 de marzo de 1161.

Al estar más concentrados los almohades de Abd al-Mu'min (1130–1163) en el Norte de África, Al-Ándalus va a ir siendo fagocitada por los portugueses de Alfonso Enríquez (1109-1185), los leoneses de Fernando II (1157-1188), los castellanos de Alfonso VIII (1158-1214) aliados con el murciano Ibn Mardanis (1124-1174). Será en el califato Abu Yaqub Yusuf (1163-1184), a partir de 1170, cuando realmente conseguirán los almohades controlar al-Andalus.

En el Oeste, Alfonso Enríquez desde la conquista Santarem y de Lisboa de 1147 consigue establecer como frontera el valle del Tajo, al igual que lo había hecho Alfonso VII en 1142 con la conquista de Coria.

Fernando II de León no tiene intención de expandirse hacia el Sur de momento, tan sólo se asegurará su posible expansión futura, y hasta 1161 no repuebla Ciudad Rodrigo, mientras que Alfonso Enríquez enseguida tiene intención de pasar al Alentejo (más allá (além) del Tajo (Tejo)).

En 1158 Alfonso Enríquez había conquistado Alcácer do Sal, después de haberlo intentado otras tres veces (1148, 1151 y 1157). En 1159 conquista Évora y Beja, aunque esta última es abandonada al año siguiente por no tener fuerzas suficientes para poder defenderla.

En el año 1161, según historiadores portugueses, Alfonso Enríquez pierde Palmela (cerca de Setúbal) y Évora, a causa de una ofensiva musulmana, por lo que es probable que volviera a ser el Tajo la frontera virtual. En 1162 caballeros de la guarnición de Santarem, al mando de Fernando Gonçalves, volverán a saltar el Tajo y reconquistarán Évora.

Esta contraofensiva musulmana de 1161, donde recuperan las localidades al Sur del Tajo, encajaría con la crónica de Ibn Abi Zar (Rawd al-quirtas), que recordamos dice que una expedición militar se dirigió contra el Oeste del al-Andalus, y en el curso de ella los almohades tomaron la fortaleza de Atrankish (no está identificada con seguridad), derrotando al ejército que acudió en su ayuda, y tomaron Badajoz, Beja, Évora y el castillo del Alcácer do Sal, y la crónica anónima “al-Hulal al-Mawsiyya” dice que durante la estancia del califa en Gibraltar (diciembre de 1160 - enero de 1161), el califa envió a 18.000 caballos contra el enemigo a la zona de Badajoz.

Las fuerzas de Ibn Mardanis podrían ser otro de los candidatos, pero no creo que atacaran Badajoz cuando estaban siendo sitiados en Carmona, cerca de Sevilla.

Bueno, de momento lo dejaremos aquí, sin tenerlo totalmente claro. Ya seguiremos la historia algún día, donde recordaremos las peripecias de Geraldo sem Pavore, y el intento de la ocupación portuguesa de Badajoz de 1169…

Batalyaws بطليوس