Menacho, apellido que irá unido a la memoria de Badajoz por siempre jamás, gaditano de nacimiento, hijo de Benito y Francisca, nacido el 22 de mayo de 1766.
Sentó plaza de caballero cadete en el regimiento de infantería de Valencia, y desde ese día que comenzó su carrera militar, obedeció a los preceptos del estado que abrazaba, llenando plenamente los deberes de una obligación tan ardua. De teniente segundo en 1787, estando destinado en Ceuta, tuvo su bautismo de fuego contra las baterías del Emperador de Marruecos.
En 1793, estando en Francia se cruzó por primera vez con la bala de un cañón, siendo herido gravemente en el brazo y rodilla izquierda. Un año más tarde ya lo buscaban para contener al enemigo y rechazarlo. Perfeccionó el arte de las escuchas y descubiertas en las partidas de guerrillas. Innumerables veces rechazó y desalojó a los franceses en este año que ascendió a teniente primero. Fue recomendado y publicado por su general, y ya este mismo año el Rey lo graduó de teniente coronel.
Concluida la guerra con Francia, no tuvo descanso, desde 1797 contra Portugal, participando también en los 18 días de la guerra de las Naranjas de 1801. En 1802 ya era Sargento Mayor. En 1805 estuvo en el sitio contra los ingleses en Gibraltar. En 1808 ya conoció las embestidas del general francés Dupont.
Estando en Campo Mayor recibió el despacho de comandante de su batallón, e inmediatamente ya mandaba la vanguardia de su división. En Bailen se le distinguió y concedió la medalla de honor y, casi sobre el campo de batalla, se le nombró coronel.
Era tal la confianza que tenían de Menacho los generales, que cuando se proponían las divisiones embestir al enemigo, le encargaban la vanguardia; y en caso de retirada le fiaban la retaguardia.
En marzo de 1809 pasó a Extremadura, batiéndose en Medellín, y ante el arrojo y entusiasmo que demostraban sus hombres, fue ascendido en abril a brigadier. El 16 de mayo atravesó su muslo izquierdo una bala de fusil, pero no quiso retirarse de su puesto hasta dos días después.
En el mes de enero de 1810 pasó con su división a reforzar y sostener la plaza de Badajoz. En Feria lo sitiaron los franceses, pero los batió y rechazó. El 10 de febrero, aún sitiado en Salvaleón, marchó en ayuda de Badajoz, que estaba amenazado. El día 11 atravesó la línea francesa que circundaba Badajoz, entrando en la madrugada del 12, entre las aclamaciones de los pacenses, reforzando la guarnición con su acreditada y valiente división. Al tener conocimiento los franceses del hecho, emprendieron la retirada a la derecha del Guadiana.
El brigadier general Menacho, se mantuvo cubriendo la plaza, y el 27 de abril hizo una salida al presentarse de nuevo los franceses por el lado del Gévora, y tomando posición en las alturas del cerro de San Cristóbal, los desalojó de ellas y de la línea de Bervik, que ya ocupaban.
El 11 de agosto ya era el segundo jefe de las tropas del general Ballesteros. Después de la acción de Canta el Gallo, el 23 de septiembre de este año de 1810 fue promovido a mariscal de campo de los reales ejércitos.
Nombrado gobernador de Badajoz, trabajó con acierto y vigilancia para defender la plaza que había jurado defender, y la puso en el mejor estado de defensa, siendo sitiada a finales de enero de 1811.
El general Menacho era el primero en toda fatiga, y cuando no le permitía la obligación acompañar a sus soldados fuera del recinto de sus murallas, los alentaba y vigorizaba con su presencia en lo más alto de ellas, y aún sobre los merlones. Cuando el 7 de febrero hizo la salida el general Mendizábal, para desalojar a los sitiadores, subió como acostumbraba al muro, para protegerla con sus acertadas disposiciones, una bala de fusil volvió a herir su castigada pierna izquierda.
Apoyado en su fiel Sargento de Ordenanzas y en el bastón, Menacho recorría frecuentemente la muralla hasta que la inflamación le hizo imposible abandonar el lecho que había dispuesto en las inmediaciones de una de las poternas.
La brecha abierta en la cortina de la muralla, entre los baluartes de Santiago y San Juan, junto al Campo de San Francisco, hacia peligrar la posesión de la ciudad. Sobre el baluarte de Santiago, Menacho, constante en sostener la plaza que la nación le había confiado, ordenó que los granaderos de todos los cuerpos de la guarnición hiciesen una salida, para clavar la artillería y destruir las baterías imperiales, y en el acto de verificarlo, en su puesto en la muralla, despreciando como valiente el fuego, y animando con su persona la tropa, como verdadero jefe, una bala de metralla le penetró el vacío derecho, su cuerpo no admitió ya más heridas y lo dejó muerto, el 4 de marzo del año 1811, a los 44 años de edad y 26 de carrera militar.
Su sangre derramada se une a las viejas murallas de Badajoz, como argamasa que une sus castigadas piedras que defienden nuestra ciudad.
Su fallecimiento causó un gran pesar. El Consejo de Regencia al comunicar a las cortes la noticia de la rendición de Badajoz, le decía:
"Una guarnición y un pueblo merecedores de la mayor consideración de la patria, y a beneficio de los cuales debe eternizarse su memoria como una de las más valientes defensas de este siglo, y de los heroicos hechos de la presente guerra. El dignísimo gobernador don Rafael Menacho, perdió la vida antes que la plaza"
Don José María Calatrava, diputado por la provincia de Extremadura, dijo en las cortes:
"Señor, quiero ser el primero a dar a la conducta militar del general Menacho, el tributo de mi admiración y gratitud, y ¡ojalá pudiese hacerlo sin tener también que dar a su memoria el de un íntimo dolor! El general Menacho, dedicó a sepultarse en las ruinas de su plaza antes que entregarla al enemigo, ha sido fiel a su empeño generoso, y después de 38 días de sitio terrible y obstinado, cubierto de gloria de la defensa y en reiteradas salidas, ha espirado heroicamente sobre el muro, mientras animaba a sus soldados y hacía temblar a los sitiadores. Basta para inmortalizarle esta muerte, y que para que su nombre sea contado entre los héroes españoles. […].
Ved aquí en bosquejo las acciones y hechos que se deben componer la historia de este bravo defensor de la patria. El recordar sus hechos y su muerte forman el mayor elogio que puede hacerse de difunto héroe. Su muerte ha sido preciosa, porque con ella selló la obligación sagrada que la naturaleza ha impuesto a todos de defender su libertad, y gloriosa por la justicia de la causa que la motivó […]
¡Que nombre tan dulce y recomendable será para todas las generaciones de buenos españoles el de don Rafael Menacho!"
En un primer momento fue enterrado en el panteón de canónigos en el sótano de la catedral. En 1880 la comisión de monumentos de la diputación recuperó sus restos, entre ellos algunas partes del uniforme e incluso el pantalón con el agujero por donde entró la bala y el grano de metralla. Estos restos se mandaron al Museo del Ejército en Madrid a principios del siglo XX, y posteriormente se enviaron a Tenerife cuando se creo el museo militar.
En 1893 se erigió en el baluarte de Santiago el obelisco en su recuerdo.
En 1911, el centenario de su muerte, se trasladó el cuerpo al mausoleo del claustro.
¿Para cuando un Museo del Ejército en Badajoz donde honrar a sus héroes?
En 1793, estando en Francia se cruzó por primera vez con la bala de un cañón, siendo herido gravemente en el brazo y rodilla izquierda. Un año más tarde ya lo buscaban para contener al enemigo y rechazarlo. Perfeccionó el arte de las escuchas y descubiertas en las partidas de guerrillas. Innumerables veces rechazó y desalojó a los franceses en este año que ascendió a teniente primero. Fue recomendado y publicado por su general, y ya este mismo año el Rey lo graduó de teniente coronel.
Concluida la guerra con Francia, no tuvo descanso, desde 1797 contra Portugal, participando también en los 18 días de la guerra de las Naranjas de 1801. En 1802 ya era Sargento Mayor. En 1805 estuvo en el sitio contra los ingleses en Gibraltar. En 1808 ya conoció las embestidas del general francés Dupont.
Estando en Campo Mayor recibió el despacho de comandante de su batallón, e inmediatamente ya mandaba la vanguardia de su división. En Bailen se le distinguió y concedió la medalla de honor y, casi sobre el campo de batalla, se le nombró coronel.
Era tal la confianza que tenían de Menacho los generales, que cuando se proponían las divisiones embestir al enemigo, le encargaban la vanguardia; y en caso de retirada le fiaban la retaguardia.
En marzo de 1809 pasó a Extremadura, batiéndose en Medellín, y ante el arrojo y entusiasmo que demostraban sus hombres, fue ascendido en abril a brigadier. El 16 de mayo atravesó su muslo izquierdo una bala de fusil, pero no quiso retirarse de su puesto hasta dos días después.
En el mes de enero de 1810 pasó con su división a reforzar y sostener la plaza de Badajoz. En Feria lo sitiaron los franceses, pero los batió y rechazó. El 10 de febrero, aún sitiado en Salvaleón, marchó en ayuda de Badajoz, que estaba amenazado. El día 11 atravesó la línea francesa que circundaba Badajoz, entrando en la madrugada del 12, entre las aclamaciones de los pacenses, reforzando la guarnición con su acreditada y valiente división. Al tener conocimiento los franceses del hecho, emprendieron la retirada a la derecha del Guadiana.
El brigadier general Menacho, se mantuvo cubriendo la plaza, y el 27 de abril hizo una salida al presentarse de nuevo los franceses por el lado del Gévora, y tomando posición en las alturas del cerro de San Cristóbal, los desalojó de ellas y de la línea de Bervik, que ya ocupaban.
El 11 de agosto ya era el segundo jefe de las tropas del general Ballesteros. Después de la acción de Canta el Gallo, el 23 de septiembre de este año de 1810 fue promovido a mariscal de campo de los reales ejércitos.
Nombrado gobernador de Badajoz, trabajó con acierto y vigilancia para defender la plaza que había jurado defender, y la puso en el mejor estado de defensa, siendo sitiada a finales de enero de 1811.
El general Menacho era el primero en toda fatiga, y cuando no le permitía la obligación acompañar a sus soldados fuera del recinto de sus murallas, los alentaba y vigorizaba con su presencia en lo más alto de ellas, y aún sobre los merlones. Cuando el 7 de febrero hizo la salida el general Mendizábal, para desalojar a los sitiadores, subió como acostumbraba al muro, para protegerla con sus acertadas disposiciones, una bala de fusil volvió a herir su castigada pierna izquierda.
Apoyado en su fiel Sargento de Ordenanzas y en el bastón, Menacho recorría frecuentemente la muralla hasta que la inflamación le hizo imposible abandonar el lecho que había dispuesto en las inmediaciones de una de las poternas.
La brecha abierta en la cortina de la muralla, entre los baluartes de Santiago y San Juan, junto al Campo de San Francisco, hacia peligrar la posesión de la ciudad. Sobre el baluarte de Santiago, Menacho, constante en sostener la plaza que la nación le había confiado, ordenó que los granaderos de todos los cuerpos de la guarnición hiciesen una salida, para clavar la artillería y destruir las baterías imperiales, y en el acto de verificarlo, en su puesto en la muralla, despreciando como valiente el fuego, y animando con su persona la tropa, como verdadero jefe, una bala de metralla le penetró el vacío derecho, su cuerpo no admitió ya más heridas y lo dejó muerto, el 4 de marzo del año 1811, a los 44 años de edad y 26 de carrera militar.
Su sangre derramada se une a las viejas murallas de Badajoz, como argamasa que une sus castigadas piedras que defienden nuestra ciudad.
Su fallecimiento causó un gran pesar. El Consejo de Regencia al comunicar a las cortes la noticia de la rendición de Badajoz, le decía:
"Una guarnición y un pueblo merecedores de la mayor consideración de la patria, y a beneficio de los cuales debe eternizarse su memoria como una de las más valientes defensas de este siglo, y de los heroicos hechos de la presente guerra. El dignísimo gobernador don Rafael Menacho, perdió la vida antes que la plaza"
Don José María Calatrava, diputado por la provincia de Extremadura, dijo en las cortes:
"Señor, quiero ser el primero a dar a la conducta militar del general Menacho, el tributo de mi admiración y gratitud, y ¡ojalá pudiese hacerlo sin tener también que dar a su memoria el de un íntimo dolor! El general Menacho, dedicó a sepultarse en las ruinas de su plaza antes que entregarla al enemigo, ha sido fiel a su empeño generoso, y después de 38 días de sitio terrible y obstinado, cubierto de gloria de la defensa y en reiteradas salidas, ha espirado heroicamente sobre el muro, mientras animaba a sus soldados y hacía temblar a los sitiadores. Basta para inmortalizarle esta muerte, y que para que su nombre sea contado entre los héroes españoles. […].
Ved aquí en bosquejo las acciones y hechos que se deben componer la historia de este bravo defensor de la patria. El recordar sus hechos y su muerte forman el mayor elogio que puede hacerse de difunto héroe. Su muerte ha sido preciosa, porque con ella selló la obligación sagrada que la naturaleza ha impuesto a todos de defender su libertad, y gloriosa por la justicia de la causa que la motivó […]
¡Que nombre tan dulce y recomendable será para todas las generaciones de buenos españoles el de don Rafael Menacho!"
En un primer momento fue enterrado en el panteón de canónigos en el sótano de la catedral. En 1880 la comisión de monumentos de la diputación recuperó sus restos, entre ellos algunas partes del uniforme e incluso el pantalón con el agujero por donde entró la bala y el grano de metralla. Estos restos se mandaron al Museo del Ejército en Madrid a principios del siglo XX, y posteriormente se enviaron a Tenerife cuando se creo el museo militar.
En 1893 se erigió en el baluarte de Santiago el obelisco en su recuerdo.
En 1911, el centenario de su muerte, se trasladó el cuerpo al mausoleo del claustro.
¿Para cuando un Museo del Ejército en Badajoz donde honrar a sus héroes?
Comentario añadido el día 5 de Julio:
Graffiti a que hace referencia Julián en los comentarios
En este dibujo se puede observar el casco de un coracero. Casco de metal con una cresta de cobre rematada por una melena de crines de caballo, con la pluma insertada en el soporte justo delante de la izquierda del barboquejo (la pluma se guardaba en los combates en una funda).
Dragón francés
Dragón inglés
10 comentarios:
Hola Fernando :
Aqui en Cartagena, despues de mucha lucha , de mucho esfuerzo, por parte de algunos militares ya en la reserva ,se ha abierto al público un estupendo Museo de Artilleria en la misma maestranza que vio correr la sangre de los cantonales , nunca mejor dicho acontanados en el paque de artlleria por el lejano 187....
En fin que ese emblemático parque artillero , iba a ser pasto de la especulación inmibilaria y gracias a Dios hoy es lugar de encuentro de estudiosos de la nomble arma de Artilleria.
Si quieres me pongo en contacto con el teniente que lleva el Museo es amigo de mi padre y le pido información de como y que pasos siguieron para la transforamción del parque en Museo de Artileria.
No obstante deben ser las instancias militares pacenses las que se impliquen en ese trabajo , contactar con ellos y elevarles la propuesta ,¡¡¡ antes de que desmantelen los acuartelamientos y no haya ya ni miliatres en Badajoz !!!. En Cartagena que fue plaza militar de primer orden , ya no queda ni "el gato" , Militarmente hablando. Lo del museo se hizo antes del desmembramiento militar de Cartagena, menos mal....
Buenísima exposición sobre el General Menacho .
Saludos
Moises, como curiosidad, Menacho se casó con María Dolores Calogero Manía, el 5 de octubre de 1788, en la parroquial de Cartagena.
En cuanto al Ejército en Badajoz, no creo que tarden mucho en hacer desaparecer la Base General Menacho. Poco a poco están borrando una de las señas de identidad de Badajoz, como era la inseparable unión que había entre el Ejército y nuestra ciudad durante siglos.
Hola Fernando:
Una pena lo de la base de VALDEBOTOA , Badajoz se quedará sin una de sus señas de identidad , una perida más que echar a la talega.
Si me dices la parroquia de Cartagena, te consigo la partida eclesiastica de matrimonio.
saludos y un gran blogg.
Esto nos lleva a otro error de los muchos que, casi a diario, se cometen sobre Badajoz históricamente hablando.
Por parte de algún que otro historiador se ha dicho que Menacho murió decapitado por uan bomba de cañón cuando se asomaba al baluarte para observar el movimientos de sus tropas que habían realizado uan salida contra las posiciones francesas.
Lo cierto es que Menacho ya estaba herido y había sido evacuado al interior de un "refugio_" subterráneo donde había sido atendido.
Sin embargo, para mantener alta la moral, tanto de los ciudadanos como de los militares, las circunstancias aconsejaron que se hiciera visible en el puesto. Ciertamente recibió un balazo que le impactó en el bajo vientre, "los vacíos", pero no murió en el acto. La herida debió causarle una hemorrágia y la muerte se produjo poco minutos después.
En una de las esquinas del baluarte de la Trinidad se encuentra un graffiti que pudiera interesar a los aficionados a la uniformología de la Guerra de la Independencia. El graffiti,es muy esquemático y sin embargo es muy preciso.
El casco es una semiesfera con visera y un potente refuerzo en la base en el que se han marcado los remaches.
En la cimera se aprecian tanto las acanaladuras que la decoraban como la "borla" de la parte delantera. De la parte posterior de la cimera cuelga un adorno de crines.
En el lateral derecho aparece el plumero e incluso el soporte en el que se insertaba.
En mi opinión parece un casco del tipo neogriego de Minerva utilizado por los dragones (caballería que también combatía desmontada). Los cascos de los dragones de los ejércitos del momento e incluso en algunos cuerpos de coraceros eran muy similares pero creo que debe ser un dragón francés ya que está representado en un sillar parcialmante destruido, presumiblemente, por los ingleses.
saludos.
Julián, llevo media vida desgastándome los ojos mirando en nuestras murallas y no había visto eso. Ahora mismo voy a mirarlo, si soy capaz de verlo. Sería intereseante que Fernando le hiciera una fotografía y lo añadiera en su entrada.
Voy para abajo, a ver si soy capaz de verlo.
Yo tampoco conozco el graffiti Julián.
¿Puedes especificar que esquina y a que altura más o menos está para acercarme a fotografiarlo para poder comentarlo?
El graffiti está en la esquina que forman la cara y el flanco derecho del baluarte de la Trinidad (la esquina que mira a la Plaza de Toros). Si tenemos presente que el primer sillar está cubierto por el cesped casi hasta media altura el graffiti se encuentra en el tercer sillar de la cara derecha que está parcialmente destruido por una proyectil de artillería.
Por la tarde se ve muy mal ya que el sol incide frontalmente y casi no se aprecian los detalles, sobre todo el plumero y la "borla" de la cimera. El mejor momento para visualizar el graffiti es por la mañana o bien utilizar el sistema braille, es decir, pasar el dedo y seguir la línea incisa. Por la tarde es muy buena hora para ver los graffitis del flanco derecho.
La verdad es que tiene toda la pinta de ser un casco de coracero.
¿Cuándo se hizo este graffiti?
Puede ser que lo hiciera algún francés, como indicas Julián. Entonces sería de 1811.
Otras hipótesis:
En 1812 esta cara del baluarte quedó casi completamente destrozada por las baterías inglesas. ¿Es posible que sobreviviera el graffiti a las bombas? ¿Incluso que no fuera destrozado por algún inglés al verlo? Podría ser
También puede que se dibujase posteriormente a 1812.
Una posibilidad es que no representara un casco de coracero francés, sino español. A partir de 1810 había coraceros españoles, que curiosamente utilizaron cascos tomados a los franceses.
Otra posibilidad es que lo dibujase alguien cuando volvieron los franceses a Badajoz en 1823.
¿Por que grabaron la fecha 1834 en otro de los sillares?
Cabe la posibilidad de que estos graffiti fueran de esa fecha...
He insertado los dibujos de un coracero español, un dragón francés y un dragón inglés, que es otra de las posibilidades.
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