Así firmó Rafael Menacho Tutlló, durante el sitio francés de 1811, la carta a Soult en respuesta a sus quejas por lanzar desde sus morteros las piedras de las calles de Badajoz al campo enemigo. Expresión que ha quedado proverbial en Extremadura y en otras partes, así como en el ejército, para demostrar que se está resuelto a la ejecución inmutable de una cosa, que uno está dispuesto a todo para llevar adelante una resolución.
Ya vimos algunos retazos de la vida de este insigne militar que prefirió morir antes de entregar Badajoz a los franceses. (Pinchar aquí para ver entrada en Junio del año pasado).
En el día del aniversario de su muerte quiero volver a recordar al que fue declarado benemérito de la patria en grado heroico.
"Dulce et decorum est pro patria mori" reza en su retrato de las casas consistoriales de Cádiz, endecasílabo de Horacio nunca mejor aplicado.
Ya comentamos que desde los 18 años de edad se dedicó a la carrera de las armas, que hallándose de guarnición en Ceuta conoció por primera vez la guerra en los dos sitios del emperador de Marruecos y que en la guerra de Carlos IV con los franceses quedó marcado por la bala del cañón como noble señal de su osadía. Se batió con los portugueses en la Guerra de las Naranjas y con los ingleses en el sitio de Gibraltar.
Llegó la hora del alzamiento de la nación española contra los franceses. Dos centurias conmemoramos este año. Con el General Castaños estuvo en los campos de Bailen. Medalla de honor y ascenso a Coronel sobre el mismo campo de batalla.
En Vélez tuvo que retirarse por en medio de la artillería francesa:
"Soldados, dijo a los suyos: la artillería enemiga está a nuestro frente, avanzando a la carrera poco será nuestro daño, más si nos retiramos, además de la muerte de muchos, la ignominia vendrá sobre todos. Adelante Campomayor"
Las alabanzas al arrojo de Menacho se iban sucediendo, mientras que su esposa e hijas suspiraban dando por bien vertidas las muchas lágrimas que sus osadas acciones provocaban.
Dieciséis días estuvo cortado Menacho con su División, y casi sin esperanza de salvarse. Estaba sitiado en Salvaleón mientras Badajoz era amenazada. Mandó a tres tamborcillos que subieran solos a otros tantos cerros distantes para encender tres hogueras. Apenas empezaba la noche. Creyendo los franceses que a aquella parte se habían trasladado las tropas españolas, acudieron a cercarlas. Menacho desfiló por el flanco izquierdo, y a marchas forzadas se dirigió a Badajoz a la una de la noche, la cual quedó consternada imaginando la llegada de los franceses. Pero Menacho era quien llegaba.
Atravesó la línea francesa que circundaba Badajoz. Era la madrugada del día 12 de Febrero de 1810. Menacho una vez pasadas las puertas de Badajoz se dejó caer rendido a la fatiga:
"Ya no puedo mas", dijo, "he salvado mi división y estoy muerto"
Sus pies chorreaban sangre por la última, aún no curada, herida de bala de fusil que recibió en el muslo izquierdo cuando el ataque a Mérida.
Quedó hospedado en la casa de Don Rafael Alvarado, comandante de los urbanos, en la calle de Santo Domingo nº49.
El 28 de enero de 1811 el mariscal Soult comenzó el asedio a Badajoz. Los esfuerzos de éste por circunvalar la ciudad, y los de las tropas de Badajoz por impedirlo con sus salidas, se repetían.
Llegó a Badajoz una noche Don Hilario Giral, burlando la vigilancia de los franceses, con la orden de sacar de la ciudad a Doña Francisca Duazo, sobrina del Vicario General del Ejército, y era portador de cartas de la familia de Menacho, que acababan de llegar a Elvas.
Sobre las diez de la noche llegó a presencia de Menacho, en cama debido a su última herida que había recibido su pierna izquierda estando en la muralla, el gobernador del baluarte de Pardaleras, cubierto de lodo, espantado, temblando y fuera de sí. Los franceses le habían sorprendido. El regimiento de Sevilla que lo guarnecía esperaba el relevo aquella noche. Supiéronlo los franceses, fingiendo el relevo por el camino cubierto que corría desde puerta Pilar a Pardaleras, el engaño se consumó. Los fuegos de Pardaleras ya se dirigían contra la plaza…
Se levantó de la cama enfurecido Menacho y ordenó que rompieran el fuego contra Pardaleras desde los baluartes a izquierda y derecha, y que colocasen muchas piezas de artillería de mayor calibre para arruinar el baluarte.
A las 8 de la mañana Pardaleras estaba en ruinas. Menacho se paseaba agitado por la ira sobre los muros de Badajoz, apoyado sobre el hombro de Giral con su brazo izquierdo y el bastón en el derecho.
Pero por los caminos cubiertos habían conseguido llevar los franceses su artillería y sobre los escombros disparaban, lograron abrir una brecha practicable de quince pies de ancho en la cortina de la muralla.
Dispuesto a no ceder Menacho dispuso que se formara una segunda muralla detrás del cuartel de la Bomba, cortó todas las bocacalles que daban salida a la muralla, aspilleró sus casas, desempedró las calles, recogiéndose las piedras en los edificios para lanzarlas en caso necesario.
A los dos días salió Giral de Badajoz llevando consigo a la sobrina del vicario y una carta de Menacho para su esposa e hijos, en la cual se decía que lo llorarían muerto, pero que prisionero nunca, que Badajoz era un segundo Gibraltar y que Soult no entraría en la plaza a menos que lo mataran:
"Dolores, como andaluz he de dejar atrás el sitio de Zaragoza, sepultándome en las ruinas de Badajoz antes de entregar la plaza a los franceses"
Soult se quejó a Menacho por el lanzamiento desde los morteros de las piedras de las calles de Badajoz, por no ser ley de guerra, pero Menacho le contestó en una carta que habiendo entrado los franceses en España y llevándose por engaño al rey Fernando VII, no tenían derecho a exigir que se les guardasen las consideraciones debidas, y que así, estaba dispuesto a defenderse de la manera que podía y quería. Terminaba la carta diciendo: VIVA LA PATRIA, MENACHO.
El fatídico 4 de marzo de 1811 hizo una salida la guarnición de la plaza. Menacho desde los muros mandaba la acción por medio de señales. A las tres y media de la tarde una bala de metralla le penetró el vacío derecho, lo hizo caer…
Pocos minutos después. entre cinco y siete, sólo pudo proferir sentir no poder ser más útil a la Patria.
"Las plumas que volaban antes sobre su cabeza, agitadas por el aire, solo podían servir ya para escribir con la roja tinta de su sangre sus hazañas" escribió Don Alfonso de Castro en 1858.
"En los muros de Badajoz imprimió con su sangre su mejor sello de su lealtad y patriotismo. Terminó sus gloriosas acciones, y acabó en aquella defensa el mayor servicio de cuantos hizo en la dilatada carrera de mas de veintiséis años de Milicia" escribieron su esposa, hermanos e hijos en 1813.
Ya vimos algunos retazos de la vida de este insigne militar que prefirió morir antes de entregar Badajoz a los franceses. (Pinchar aquí para ver entrada en Junio del año pasado).
En el día del aniversario de su muerte quiero volver a recordar al que fue declarado benemérito de la patria en grado heroico.
"Dulce et decorum est pro patria mori" reza en su retrato de las casas consistoriales de Cádiz, endecasílabo de Horacio nunca mejor aplicado.
Ya comentamos que desde los 18 años de edad se dedicó a la carrera de las armas, que hallándose de guarnición en Ceuta conoció por primera vez la guerra en los dos sitios del emperador de Marruecos y que en la guerra de Carlos IV con los franceses quedó marcado por la bala del cañón como noble señal de su osadía. Se batió con los portugueses en la Guerra de las Naranjas y con los ingleses en el sitio de Gibraltar.
Llegó la hora del alzamiento de la nación española contra los franceses. Dos centurias conmemoramos este año. Con el General Castaños estuvo en los campos de Bailen. Medalla de honor y ascenso a Coronel sobre el mismo campo de batalla.
En Vélez tuvo que retirarse por en medio de la artillería francesa:
"Soldados, dijo a los suyos: la artillería enemiga está a nuestro frente, avanzando a la carrera poco será nuestro daño, más si nos retiramos, además de la muerte de muchos, la ignominia vendrá sobre todos. Adelante Campomayor"
Las alabanzas al arrojo de Menacho se iban sucediendo, mientras que su esposa e hijas suspiraban dando por bien vertidas las muchas lágrimas que sus osadas acciones provocaban.
Dieciséis días estuvo cortado Menacho con su División, y casi sin esperanza de salvarse. Estaba sitiado en Salvaleón mientras Badajoz era amenazada. Mandó a tres tamborcillos que subieran solos a otros tantos cerros distantes para encender tres hogueras. Apenas empezaba la noche. Creyendo los franceses que a aquella parte se habían trasladado las tropas españolas, acudieron a cercarlas. Menacho desfiló por el flanco izquierdo, y a marchas forzadas se dirigió a Badajoz a la una de la noche, la cual quedó consternada imaginando la llegada de los franceses. Pero Menacho era quien llegaba.
Atravesó la línea francesa que circundaba Badajoz. Era la madrugada del día 12 de Febrero de 1810. Menacho una vez pasadas las puertas de Badajoz se dejó caer rendido a la fatiga:
"Ya no puedo mas", dijo, "he salvado mi división y estoy muerto"
Sus pies chorreaban sangre por la última, aún no curada, herida de bala de fusil que recibió en el muslo izquierdo cuando el ataque a Mérida.
Quedó hospedado en la casa de Don Rafael Alvarado, comandante de los urbanos, en la calle de Santo Domingo nº49.
El 28 de enero de 1811 el mariscal Soult comenzó el asedio a Badajoz. Los esfuerzos de éste por circunvalar la ciudad, y los de las tropas de Badajoz por impedirlo con sus salidas, se repetían.
Llegó a Badajoz una noche Don Hilario Giral, burlando la vigilancia de los franceses, con la orden de sacar de la ciudad a Doña Francisca Duazo, sobrina del Vicario General del Ejército, y era portador de cartas de la familia de Menacho, que acababan de llegar a Elvas.
Sobre las diez de la noche llegó a presencia de Menacho, en cama debido a su última herida que había recibido su pierna izquierda estando en la muralla, el gobernador del baluarte de Pardaleras, cubierto de lodo, espantado, temblando y fuera de sí. Los franceses le habían sorprendido. El regimiento de Sevilla que lo guarnecía esperaba el relevo aquella noche. Supiéronlo los franceses, fingiendo el relevo por el camino cubierto que corría desde puerta Pilar a Pardaleras, el engaño se consumó. Los fuegos de Pardaleras ya se dirigían contra la plaza…
Se levantó de la cama enfurecido Menacho y ordenó que rompieran el fuego contra Pardaleras desde los baluartes a izquierda y derecha, y que colocasen muchas piezas de artillería de mayor calibre para arruinar el baluarte.
A las 8 de la mañana Pardaleras estaba en ruinas. Menacho se paseaba agitado por la ira sobre los muros de Badajoz, apoyado sobre el hombro de Giral con su brazo izquierdo y el bastón en el derecho.
Pero por los caminos cubiertos habían conseguido llevar los franceses su artillería y sobre los escombros disparaban, lograron abrir una brecha practicable de quince pies de ancho en la cortina de la muralla.
Dispuesto a no ceder Menacho dispuso que se formara una segunda muralla detrás del cuartel de la Bomba, cortó todas las bocacalles que daban salida a la muralla, aspilleró sus casas, desempedró las calles, recogiéndose las piedras en los edificios para lanzarlas en caso necesario.
A los dos días salió Giral de Badajoz llevando consigo a la sobrina del vicario y una carta de Menacho para su esposa e hijos, en la cual se decía que lo llorarían muerto, pero que prisionero nunca, que Badajoz era un segundo Gibraltar y que Soult no entraría en la plaza a menos que lo mataran:
"Dolores, como andaluz he de dejar atrás el sitio de Zaragoza, sepultándome en las ruinas de Badajoz antes de entregar la plaza a los franceses"
Soult se quejó a Menacho por el lanzamiento desde los morteros de las piedras de las calles de Badajoz, por no ser ley de guerra, pero Menacho le contestó en una carta que habiendo entrado los franceses en España y llevándose por engaño al rey Fernando VII, no tenían derecho a exigir que se les guardasen las consideraciones debidas, y que así, estaba dispuesto a defenderse de la manera que podía y quería. Terminaba la carta diciendo: VIVA LA PATRIA, MENACHO.
El fatídico 4 de marzo de 1811 hizo una salida la guarnición de la plaza. Menacho desde los muros mandaba la acción por medio de señales. A las tres y media de la tarde una bala de metralla le penetró el vacío derecho, lo hizo caer…
Pocos minutos después. entre cinco y siete, sólo pudo proferir sentir no poder ser más útil a la Patria.
"Las plumas que volaban antes sobre su cabeza, agitadas por el aire, solo podían servir ya para escribir con la roja tinta de su sangre sus hazañas" escribió Don Alfonso de Castro en 1858.
"En los muros de Badajoz imprimió con su sangre su mejor sello de su lealtad y patriotismo. Terminó sus gloriosas acciones, y acabó en aquella defensa el mayor servicio de cuantos hizo en la dilatada carrera de mas de veintiséis años de Milicia" escribieron su esposa, hermanos e hijos en 1813.
6 comentarios:
Gracias por tu sentido homenaje a Rafael Menacho Tutlló, valeroso gaditano que dejó su vida en las murallas de Badajoz. Como descendiente, es un orgullo que doscientos años después de su muerte, su ejemplo siga contando con personas que lo admiran.
Gracias Fernando, por darlo a conocer desde tu blog. Un saludo, Carmen.
Para quien le pueda interesar hoy lunes día 10 de Marzo hay la siguiente conferencia:
“La rehabilitación de la Alcazaba”.
Conferenciante: D. Fernando Valdés, Arqueólogo.
Presenta: D. José María Soriano Llamazares, Licenciado en Historia y Vicepresidente de la Asociación de Vecinos de Casco Antiguo de Badajoz.
Lugar: Sede de la Económica (C/ San Juan, 6)
Horario inicio: 20.15
Fernando mira el e.mail .Te gustara
Con respecto la causas de la muerte de Menacho y la forma en qué esta se produjo hay varias versiones.
La más extendida es que murió "descabezado" cuando una bala de cañón le impactó en la cabeza al asomarse al baluarte para observar una salida de sus tropas contra las baterías del cerro del viento.
Esta versión más bien debe deberse, como otras muchas sobre Badajoz, a la leyenda, la mala información o las ganas de crear escuela y cambiar la historia.
Lo cierto es que cuando se exhumó su cadáver para trasladar sus restos desde la cripta al lugar que actualmente ocupa en el claustro de la catedral, en el acta se hizo constar que el cuerpo estaba "completo" y que había un grano de metralla en los "vacíos", es decir, en la parte inferior del abdomen.
Cuántas cosas quedan siempre por saber en la historia de este Badajoz nuestro.
Por cierto, este año, para Mayo, vendrán un montón de ingleses como siempre hacen para conmemorar la batalla de La Albuera y como desde hace algunos años, suelen llamarme y los llevo a diferentes lugares relacionados con la guerra de la Independencia.
El año pasado los llevé a Torres Vedras (por cierto, tuve que "empaparme" un mes antes todo lo relacionado con esas líneas, porque, la verdad, estoy más bien flojo en ello).
Este año los llevaré a Medellín o Talavera de la Reina, aún no lo tengo claro, pero lo que sí tengo claro es que también los voy a llevar al Fuerte de San Cristóbal para que vean cómo amamos nuestra historia y cómo conservamos los lugares significados de esta ciudad.
Cuando se exhumó la tumba de Menacho, que se encontraba en el Panteón de los Canónigos de la Catedral, sus restos mortales se volvieron a enterrar en el Panteón del Claustro de la Catedral. Pasados unos días la Comisión de Monumento se personó para trasladar al museo los objetos que aparecieron en la tumba de Menacho y se encontraron con la desagradable sorpresa de que muchos habían sido robados y otros se encontraban por el suelo y destruidos.
Poco a poco se recuperaron algunos entre ellos la bala de metralla que causó la muerte de Menacho.
En el libro de Pablo Ortíz sobre la institucionalización y Crisis de la arqueología se cuenta este episodio para los que estén interesados.
Julián García
En referencia a la muerte del general Menacho, no deja de ser interesante un trabajo de Emilio Cróquer Cabezas titulado Genealógica y Biográfica del mariscal de Campo Rafael Menacho en el que se dice:
“Cuando Menacho presenciaba desde el baluarte de Santiago el estrago que en la líneas francesas causaban los valientes granaderos, una bala de metralla le penetró por el vacío derecho, dejándole mortalmente herido, en la tarde del 4 de marzo de 1811. Después todavía habló siete minutos, lamentando no poder ser ya por más tiempo útil a la patria. Su cadáver fue conducido a la catedral donde recibió cristiana sepultura, siendo muy sentida su muerte por la guarnición y el vecindario”
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